Esta festividad, que se lleva a cabo durante una jornada intensa durante el mes de mayo, tiene por objeto principal rendir homenaje a la labor y el esfuerzo de los olivicultores arauqueños que han cumplido, con el fruto de su trabajo, un papel protagónico en el desarrollo de la región. Esta celebración coincide con el Día de la Olivicultura, que se conmemora anualmente el 24 de mayo, y ofrece una variada grilla de espectáculos en los que se destaca la actuación de artistas nacionales y provinciales que le ponen ritmo y color a la ciudad riojana de Aimogasta.
Se trata de una intensa jornada de festejos que suele comenzar a la hora de la fiesta y culmina ya entrado el amanecer. Con un incremento gradual a través de los años en lo que respecta a la concurrencia, actualmente reúne a más de 25 mil personas entre las que se encuentran habitantes locales, de la región y también turistas provenientes de distintos rincones del país.
Los organizadores, que cuentan con el respaldo del municipio, buscan innovar en cada edición con la inclusión de nuevas actividades y números artísticos como los que protagonizan los ballets folklóricos y otros elencos de danza de la zona o el homenaje que se rinde a las familias tradicionales de Arauco.
La fiesta es en esencia un homenaje al trabajador olivicultor, por lo que se realiza cuando finaliza la cosecha de los frutos del olivo, en mayo. Conforme transcurren los años, la olivicultura va adquiriendo cada vez mayor relevancia en la provincia de La Rioja. En su calidad de producto exportable, los derivados de la olivicultura se suman así a los vinos blancos y tintos de la región que hoy se venden alrededor del mundo.
Los organizadores, que cuentan con el respaldo del municipio, buscan innovar en cada edición con la inclusión de nuevas actividades y números artísticos como los que protagonizan los ballets folklóricos y otros elencos de danza de la zona o el homenaje que se rinde a las familias tradicionales de Arauco.
La fiesta es en esencia un homenaje al trabajador olivicultor, por lo que se realiza cuando finaliza la cosecha de los frutos del olivo, en mayo. Conforme transcurren los años, la olivicultura va adquiriendo cada vez mayor relevancia en la provincia de La Rioja. En su calidad de producto exportable, los derivados de la olivicultura se suman así a los vinos blancos y tintos de la región que hoy se venden alrededor del mundo.
El clima árido, con veranos muy calurosos e inviernos benignos en los que las lluvias son muy escasas, le otorga al olivo de esta zona una característica muy particular apreciada en varios continentes.
Situada en las últimas estribaciones de la Sierra de Velasco, Aimogasta, cuna de esta festividad, es la localidad cabecera del Departamento Arauco, en el norte de la provincia de La Rioja. Es un centro olivícola, comercial y turístico que ostenta el orgullo de ser el mayor productor provincial de aceituna y jojoba.
Su nombre proviene del kakan, idioma del pueblo originario conocido como pazioca o diaguita, y significa “Pueblo del Cacique Aimo”. El sufijo "gasta" equivale a la palabra “pueblo”, y "Aimo" significaría –se desconoce a ciencia cierta– “vuelta oscura”.
En efecto, antes de que se produjera la invasión española, estas tierras estaban habitadas por los paziocas. A partir de 1558 fueron administradas por la provincia de Catamarca y un siglo más tarde, desde 1688, pasaron a depender definitivamente de La Rioja.
En nuestros días, la mayor parte de la población está compuesta por criollos y por residentes de origen europeo, en especial de Italia y España, aunque también se encuentran ciudadanos de prosapia siria y libanesa.
La Fiesta Nacional de la Olivicultura se cierra con la coronación de la Reina Nacional de la Olivicultura, quien desde el momento de su elección asume el compromiso de representar a la región y a la producción local de aceitunas en las demás fiestas nacionales argentinas.
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