El beso: acto romántico y sexual universal?

Es el beso un comportamiento romántico y sensual universal? 
Diversos textos académicos sobre sexualidad indican que el beso es común y frecuente en las sociedades occidentales pero que es igualmente muy habitual en muchas otras sociedades. Algunas investigaciones científicas indican que el beso tiene sus fundamentos en la evolución de la especie: algunos científicos sostienen que el beso implica el intercambio de bacterias beneficiosas, de ahí su extensión a la largo de la evolución humana. Otros opinan que el beso tiene su origen en el proceso de selección del varón destinado al apareamiento. 
Desde el punto de vista evolucionista, la afirmación de que el beso es universal o casi universal tiene su lógica. Pero, para saber si el beso es universal o no, se hacía necesario efectuar un estudio cruzado intercultural para saber si se daba en todas las sociedades humanas y en su caso, cuál es su significado. 

Un estudio así ha sido publicado por la revista American Anthropologist y sus resultados sugieren que el beso, en realidad, no es un comportamiento humano tan universal como se creía hasta ahora.

168 culturas analizadas

En este estudio, los investigadores analizaron, en primer lugar, la información proveniente de una base de datos de comportamientos humanos llamada Electronic Human Relations Area Files (eHRAF), completada con datos adicionales sobre culturas no contempladas en la base de datos y recopiladas por etnógrafos especializados en las mismas. 
En total, se recogieron y analizaron datos referentes a 168 culturas diferentes de todo el planeta.
A los efectos del estudio, el beso fue definido como “un contacto labio a labio de duración suficiente para provocar el intercambio de saliva”. En base a esta definición, se estableció el beso como “existente” o “no existente” en cada una de las 168 culturas estudiadas. 
La “no presencia” se determinaba en casos en los que el beso romántico o sensual nunca se ha dado ni se da, si se considera “indecente” o “improcedente” o cuando la cultura en cuestión sólo contempla la existencia de un beso no sensual (por ejemplo, entre padres e hijos) pero no el beso “romántico” (entre una pareja).

Resulta ciertamente sorprendente que se haya establecido la presencia del beso romántico o sensual solamente en menos de la mitad de las culturas estudiadas (para ser precisos, sólo un 45,8%). 
En las demás, no se halló ninguna evidencia de la existencia del beso sensual en el sentido que lo conocemos nosotros.

El beso y su significado varían en función de las macro-áreas culturales y geográficas. Donde menos presente está es en culturas de América Central y del Sur, África y Oceanía. Por contra, el beso es muy frecuente en las culturas del Medio Oriente, Asia, Europa y América del Norte. Los investigadores también se encontraron con el hecho de que, cuanto más compleja era una cultura, más probabilidades había de encontrarse con el beso en el sentido que nosotros lo conocemos y viceversa.

Un dato importante a tener en cuenta a la hora de estudiar y evaluar los resultados del estudio y ciertamente un limitación del mismo: el hecho de que se haya clasificado en una determinada cultura al beso como “no existente” no significa necesariamente que no se pueda dar en ella o sea completamente inexistente en la práctica. Los datos se refieren a la implicación sexual del beso y su aceptación social y cultural. Puede darse en la práctica, por supuesto. Pero lo que se deriva de este estudio es que en estas culturas, el beso no forma parte en general de la intimidad sexual de las personas y de las parejas.

En conclusión: lo que está claro es que el beso romántico-sensual no es tan universal como se creía generalmente hasta ahora. Esto no invalida del todo las explicaciones desde el punto de vista científico-evolutivo del beso. Lo que si parece es que este comportamiento se ha adaptado solamente a determinadas áreas culturales del globo en cierta manera conectadas entre sí históricamente y que no es una característica de comportamiento que se pueda definir como inherente a toda la humanidad.

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