El paso de la vida a la muerte arranca el último suspiro para liberar al ser de lo terrenal, enfrenta al espíritu a un viaje que no es certero, deja que la esencia vuele libre y sin rumbo mientras que las lágrimas de quienes se quedan mojan el camino que alguna vez fue recorrido.
Aquellos que terminan el viaje de su vida quizá se llenan el alma de tranquilidad, pero para quienes continúan llega la terrible lucha de encarar el dolor mientras la idea de la muerte acecha a sus pensamientos.
La incertidumbre y el miedo hacia el fin son emociones inevitables en el ser humano, no existe un momento preciso para comenzar a cuestionarnos sobre nuestra existencia y la consumación de ésta; la muerte es la eterna compañera de la vida. Está en cada latido, presente cuando evolucionamos, cuando el respirar se vuelve pausado y el paso más lento; su presencia se siente siempre, tan fuerte que nos preparamos toda la vida para recibirla con el corazón en silencio y el alma en calma.
Algo certero es que la percepción que se tiene frente a la muerte y la espiritualidad que le atañe cambia con cada cultura; son infinitas las concepciones, rituales y representaciones que existen de ésta. La muerte toca las puertas del mundo con nombre y rostro distinto, provocando emociones tan diversas como aquellos que la siguen, todo depende del lugar donde estés parado.
India, ha sido una cultura moldeada por sus rituales y espiritualidad, gente con mente abierta y en directa conexión con la naturaleza y el Universo en busca de un equilibrio entre lo terrenal y lo incorpóreo. Una sociedad que ha crecido con la creencia de que la muerte sólo le da fin al cuerpo que ha sido hogar del alma en esta vida, para los hindúes, la muerte se trata de una transición entre esta vida y la que sigue.
Los rituales que giran en torno a ésta son infinitos, depende de la creencia, la región o tradición familiar. Algunos creen que morir en casa es la mejor forma de hacerlo, ya sea en la puerta principal o en su habitación. Sin embargo, hoy ha surgido una nueva forma de preparase para dejar la tierra y embarcarse en el viaje hacia la vida siguiente: hostales para recibir a la muerte. En la ciudad sagrada india de Benarés, existe un hostal que sólo admite a huéspedes enfermos que se encuentran en sus últimos días de muerte.
Este hostal es conocido como Mukti Bhawan o Casa de la Liberación y son millones los devotos que acuden a la capital espiritual para pasar sus últimos días en este lugar, algo que, según la tradición hindú, los libera del ciclo de la vida y la muerte.
La ciudad se encuentra a las orillas del río Ganges, fomentando la popularidad del lugar, pues la creencia habla de que aquellos que se bañan en sus aguas lavan los pecados, y ser incinerados en sus orillas libra las almas de la reencarnación, convirtiendo este lugar en un pase directo a la salvación.
Es la fachada color cereza con ventanas verdes dentro de un pequeño callejón cerca del río, la entrada al hostal y la última mirada de quienes lo visitan al mundo exterior. Lo que existe dentro no se parece en nada a lo pintoresco de su entrada, pues su interior se oscurece con las paredes y pisos de concreto.
El hostal, que se encuentra lleno todo el año, cuenta con 12 habitaciones y un pequeño patio con una silla de ruedas que eleva el aire siniestro del lugar. De acuerdo con Efe, la nuera del gerente, Jyotsna Shukla, el hostal que actúa a favor de la beneficencia sólo piden ayuda para el pago de la electricidad; en cuanto a los huéspedes que admiten mencionó: “Muchas veces están demasiado sanos, así que les tenemos que pedir que se vayan”.
Todos los huéspedes deben entrar acompañados por dos familiares y sólo uno se queda durante el plazo de dos semanas que tienen los enfermos para morir, es en este momento que los demás familiares asisten a la ceremonia cerca del río donde los incineran.
Piras funerarias que arden las 24 horas, 365 días del año elevando la esencia de aquellos devotos que purificaron su alma y entregaron sus últimos días a una casa donde la paz y el descanso eterno se incluyen en el paquete.
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