La edad y la experiencia concretarían tres tipos de enamoramientos muy distintos a lo largo de nuestra vida. Sí, te reconocerás sí o sí en uno de ellos.
Tres. Este podría ser, según un estudio llevado a cabo por la firma Vashi con más de 3.000 hombres y mujeres de 37 años de media, el límite de veces en las que podrían llegarte locamente al alma a lo largo de tu vida.
La razón? Solo existirían tres formas de enamorarse que suelen corresponderse con una edad determinada de la vida. Si ya te ha dado el bajón, puede que esto te derrumbre definitivamente: es probable que no lleguemos a experimentar el último.
Antes de renunciar para siempre al amor (y borrar por enésima vez tu cuenta Tinder), descubre cómo se clasifican:
1- El amor idealizado
Te acuerdas de aquel chico del que te enamoraste hasta perder la cabeza con 17 años?
Sí, el famoso primer amor: coincide con la idealización de la persona amada y deseada. En esta primera etapa, la producción de oxitocina y dopamina (las famosas hormonas) lleva a hacernos ver al otro como un ser perfecto y por supuesto único.
No suele durar, esta sensación próxima a la adicción se disipa máximo al cabo de un año. La relación suele mostrar sus límites en este momento. Las discrepancias sobre valores o conceptos se hacen cada vez más evidentes en algunos casos, y hace imposibles una evolución sana de la relación. Es el amor más inocente.
Paradójicamente, puede tanto derivar de las expectativas familiares o sociales integradas como de una rebelión frente al entorno.
2- El amor por necesidad
Superado este primer amor, llega una fase de altibajos en la que encontramos lo que realmente deseamos en una relación. Solemos buscar una persona que nos ayude a recuperarnos y olvidarnos del daño que hemos sufrido anteriormente. Es más realista que el primero pero también el más difícil ya que es el que definitivamente, nos hace sufrir y de forma duradera. Su evolución se corresponde con nuestra evolución personal y plasma algunos de nuestros problemas, conscientes o no: miedo al abandono, pánico, falta de confianza…
En esta fase, nos conocemos mejor a nivel individual y buscamos una persona que se ciña a nuestro modo de vida. A diferencia del primer amor, no estamos dispuestos a pasar por alto los pequeños problemas y procuramos conseguir una relación sincera y sana, más allá de la pasión efímera. Es el amor que nos permitirá sacar lecciones y conclusiones de quien somos realmente. Hace daño pero resulta útil.
3- El amor inesperado
Es el más desarrollado y por supuesto longevo. No todas las personas llegan a él y se caracteriza por ser inesperado: cuando se deja de buscar el amor, surge. Sí, esta máxima que se suele repetir hasta la saciedad resulta cierta, cuando menos te lo esperas, te azota de lleno.
Llega cuando ya nos sentimos totalmente libres e independiente, hemos encontrado la estabilidad más allá del amor y pensamos que podríamos vivir solos para siempre. Desprendido de todos los prejuicios y expectativas, es el más sincero y lógicamente duradero. Superadas las etapas anteriores, ya no sentimos la necesidad de demostrarnos nada.
Conviene aun así tomar esta clasificación con cuidado: el primer amor puede ser el definitivo y por supuesto, las relaciones humanas no tienen límites. Los tres tipos de amores plasman más precisamente fases de vida en las que somos más propicios a amar de una forma.
marieclaire
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