jueves, 21 de febrero de 2019

Labilidad afectiva: el ser emocionalmente inestable

Posted By: CLAUDIA CORIN - febrero 21, 2019

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Las emociones son las que nos dirigen a la acción, nuestro motor de actuación que determina, el cómo nos sentimos. En algunos momentos, éstas pueden ser tan intensas que llegan a abrumarnos, no dejándonos pensar con claridad, y cuando esto ocurre, nos sentimos lábiles.

Es importante, diferenciar la labilidad como rasgo de la labilidad, como estado. En el primer caso, conforma nuestra base de personalidad, mientras en el segundo, se entiende como un episodio puntual. 

Labilidad o labilidad emocional, es la tendencia a la volubilidad, es decir, a cambiar de forma drástica y rápida de emociones, que son vividas por la persona de forma muy intensa. La duración es variable, desde unos pocos días a meses y la frecuencia también: en algunos casos los cambios se producen varias veces en un mismo día y en otros, se mantienen durante días continuados.

Cabe mencionar que no se trata de una patología mental ya que existe la tendencia a equipararlo a la bipolaridad, este último, responde a un cuadro complejo que, si bien comparte en común la fluctuación de emociones, la intensidad de éstas es altamente perturbable, generando un gran impacto en el día a día de la persona.  La labilidad es, por tanto, un problema de regulación afectiva que produce una mala gestión del sentimiento y la expresión de este. Se habla del sistema límbico, nuestro cerebro emocional, como principal causante de ello y también, de un déficit serotoninérgico, debido a los pocos niveles de serotonina en sangre.

Labilidad como síntoma
Aunque si bien es cierto que la labilidad, como tal, no conforma un trastorno mental, ésta puede aparecer como rasgo en algunas patologías, como:

Labilidad en la depresión: En algunos cuadros depresivos, como la depresión mayor, la persona presenta serias fluctuaciones entre, la ausencia de motivación para llevar a cabo acciones y la más profunda de las tristezas.

Labilidad en la bipolaridad: Dentro del trastorno bipolar se experimentan serios cambios drásticos de humor, la diferencia con respecto a la labilidad es el grado de afectación.
Labilidad en la ciclotimia: La ciclotimia son los cambios bruscos de humor de forma cíclica, a nivel divulgativo podríamos decir que es similar a un trastorno bipolar, pero con un grado de afectación leve, ya que la intensidad de éstas es ligera.

Perfil de personalidad de labilidad afectiva
Aunque ya hemos comentado que podemos estar lábiles todos, en cualquier momento, hay personas que tienen una mayor predisposición a ello. Estas se caracterizan por presentar una serie de rasgos en común como serían:

Sensibilidad: Poseen una gran capacidad para percibir las sutilezas, este es un rasgo que otorga inteligencia emocional, sin embargo, en este cuadro en concreto, esta se encuentra mal gestionada y por tanto produce gran malestar.

Baja tolerancia a la frustración: Tienen serias dificultades para encajar derrotas, reaccionando a la defensiva ante cualquier adversidad que no hubieran previsto.

Baja autoestima: La dificultad para regular sus emociones responde a una baja autoestima y autoconcepto.

Poca asertividad: Son personas con serias dificultades para expresar y defender sus derechos, tienen tendencia a la sumisión y son altamente complacientes para con los demás. 

Pensamiento dicotómico: Se caracterizan por tener un estilo de pensamiento de blanco/negro teniendo serias dificultades para valorar los matices y comprender ciertas situaciones.

Dependencia: En general, podíamos decir que responden a un perfil dependiente de la personalidad.

Cómo gestionar la labilidad emocional
Aquellas personas con mayor tendencia a encontrarse lábiles pueden trabajar para aprender a gestionar y regular de una forma más adecuada sus emociones. El plan de trabajo se divide en dos grandes bloques: a nivel psicoterapéutico, ocupando un 90% del mismo y, sólo en algunos casos puntuales, a nivel farmacológico.

Trabajo en psicoterapia:

Aprender a identificar tus emociones y el grado de afectación: Reconocer, identificar y nombrar tus emociones, será de vital relevancia, así como, el ser capaz de valorar el nivel de afectación de estas.

Estrategias de regulación: Técnicas dirigidas a la gestión y la correcta expresión de las emociones con el objetivo de reducir el nivel de afectación en tu día a día.
Desarrollo de empatía: Pese a ser personas muy sensibles, suelen tener carencias para empatizar, sobretodo con los demás. Por tanto, es importante trabajar este aspecto.
Desarrollo de habilidades de comunicación y expresión de emoción: Con el objetivo de trabajar tus habilidades sociales e inteligencia emocional y reducir el malestar en tus interacciones.

Tratamiento farmacológico:
A nivel farmacológico y, sólo, en algunos casos con serios déficits serotorinérgicos se administran fármacos como la fluoxetina, un antidepresivo más conocido como Prozac con el fin de ayudar a regular estas emociones.


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