La envidia es un veneno que hay que aprender a controlar.
La envidia puede ser como un pequeño demonio en tu hombro que te susurra palabras al oído para recordarte lo poco que tienes en tu vida y lo mucho que tienen los demás.
Aprender a alejarse de la envidia requiere tiempo, pero estos consejos te ayudarán a liberarte de su esclavitud y transformar tu vida.
1. Deja de compararte con los demás. Compárate contigo mismo
Comparar lo que tienes con lo que tienen los demás es una buena forma de amargarse la vida. Cuando te compras un coche más bonito o consigues un mejor trabajo que los demás te puedes sentir bien durante un tiempo. Pero no te engañes, estás alimentando a tu ego.
Si te comparas con los demás siempre encontrarás a alguien que tenga más que tú. Alguien que tiene un coche más bonito o un mejor puesto de trabajo que tú.
Pero si te comparas contigo mismo siempre ganarás. Mira cómo has crecido y todo lo que has logrado. Valora todo lo que has hecho y lo que tienes. Mira todo lo lejos que has llegado y planea qué vas a hacer para seguir avanzando.
Con esta mentalidad siempre saldrás ganando. Da igual que los demás tengan mucho o poco, lo importante es lo que tenías antes y tienes ahora.
2. Deja de juzgar
Ni estar atascado es malo ni tenerlo todo es bueno. No existe lo que es bueno y lo que es malo, las cosas simplemente son.
Quizá no estés donde querías estar ni tengas lo que esperabas tener. Pero eso ni es bueno ni es malo. En lugar de juzgar piensa en lo que tienes, en lo que quieres, y en qué puedes hacer para conseguirlo.
No existen las cosas buenas o malas, existe lo que tienes y lo que quieres, y lo que lo espera es lo que tienes que hacer para conseguirlo.
3. Empieza a ver las cosas con claridad
El responsable de que estés donde estás eres tú. Quizá no estás donde quieres estar porque no eres lo que necesitas ser.
Tienes la formación, experiencia y coraje que necesitas para conseguir todo lo que te propongas, pero fijarte en los demás hace que no avances tú.
Cuando veas todo el potencial que tienes en ti mismo ya no estarás enfrentado a los demás. Te darás cuenta de que eres tú el dueño de tu vida. Lo que tienes o dejas de tener es responsabilidad tuya.
La envidia es un veneno que te roba la felicidad y ansias de superación, empieza por alejar el espejo de los demás y acércatelo a ti mismo. Deja de juzgar tu vida con estándares imposibles y mira bien quién eres: un ser humano maravillosamente defectuoso con metas apasionadas.
La envidia consiste en no ver nunca las cosas en ti mismo, pero verlas siempre en los demás. Si deseas gloria puedes envidiar a Napoleón, pero Napoleón envidiaba a César, César envidiaba a Alejandro, y Alejandro me atrevería a decir que envidiaba a Hércules, que nunca existió. – Bertrand Rusell
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