El amor no tiene edad. Me costaba creerlo cuando apenas tenía 20 años. Ahora que tengo más de cincuenta de lo que me doy cuenta es que a los 20 años no sabía qué es el amor. Conforme pasa el tiempo se te va haciendo más claro aquello de que “Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección”.
Cuando veo una pareja de personas mayores que se dan la mano o intercambian una mirada cómplice creo que el mundo se reconforta. Tras muchos años de vida nos queda claro que lo más importante de este mundo es el amor. Y malo cuando se deja de creer en ello. Los resultados suelen ser catastróficos.
“Ella me daba la mano y no hacía falta más. Me alcanzaba para sentir que era bien acogido. Más que besarla, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano y eso era amor”. La tregua -Mario Benedetti-
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