viernes, 16 de agosto de 2019

Un demonio para cada Pecado Capital

Posted By: CLAUDIA CORIN - agosto 16, 2019

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La lista de Pecados Capitales forma parte de la tradición cristiana. 
Con ella se clasifican los vicios para que los creyentes tengan una idea clara de lo que es la moral de su religión. 
No se llaman “Capitales” por la gravedad de su falta, sino por que son “cabeza” (cápita) de una serie de pecados que derivan de ellos. 

Pecado es cualquier desviación del mandato divino y la religión cristiana ve al mal, al demonio, detrás de esas caídas. En el siglo XVI, Peter Binsfel asoció un demonio para cada Pecado Capital.

Peter Binsfel fue un teólogo alemán especialmente activo como cazador de brujas. Escribió un tratado sobre el tema en el que, entre otras cosas, consideraba que aunque las confesiones se produjeran bajo tortura, debían tenerse por ciertas. Aunque por otro lado, intentó limitar la edad en que los niños podían ser acusados y dudó tanto de las marcas del diablo como de los supuestos vuelos de las brujas.
En otra de sus obras, escrita en el año 1859, recopiló información de autores anteriores y designó un demonio para cada Pecado Capital. Su idea era que éstos eran la personificación del mal y los que inducían a los hombres a seguir sus malos instintos. Consideraba que además de los demonios asignados a cada pecado, existían muchos más que podían influir en los actos de las personas. Creía que los servidores del maligno eran numerosísimos.

Asmodeo es el demonio de la lujuria. Asmodeo se enamoró de Sarah e impidió 7 veces que contrajera matrimonio. Más tarde fue amante de Lilith, la primera mujer de Adán, con la que engendró miles de demonios.

El demonio de la gula es Belcebú. Conocido también como “el señor de las moscas”, nombre que al parecer utilizaban los hebreos para burlarse de las ofrendas cárnicas de los idólatras que se pudrían y se llenaban de moscas. Otros historiadores creen que realmente su nombre es: “señor de la gran morada”. Es uno de los príncipes de las tinieblas.

El de la avaricia es Mammón. La palabra hebrea “mammón” puede traducirse como dinero, tesoro o riqueza. La encontramos en la Biblia en Mateo, 6, 24 “No podéis servir a Dios y a Mammón” o en otras traducciones: “No podéis servir a Dios y al dinero”.

A la pereza le correspondió Belfegor. Belfegor tienta a la humanidad a través de la pereza atrayéndola con descubrimientos que le proporcionarán riqueza sin esfuerzo. Es uno de los siete príncipes del infierno.

A la ira: Amón. Este demonio conoce el pasado y el futuro y es el encargado de vigilar a los que han pactado con el diablo. Se cree que está inspirado en el dios egipcio Amón al que los hebreos odiaban, ya que tuvo sometido a su pueblo.

A la envidia: Leviatán. Es una especie de monstruo marino, posiblemente la reencarnación de la serpiente del paraíso de Adán y Eva. Fue Santo Tomas de Aquino el que lo describió como el demonio de la envidia.

Y por último, a la soberbia: Lucifer. Es el “portador de la luz”. El ángel caído que dotado de gran belleza y sabiduría, por su tremenda soberbia, fue arrojado a los infiernos convirtiéndose en Satanás.


Supercurioso

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