domingo, 31 de diciembre de 2017

Es posible cambiar el fracaso en éxito

Posted By: CLAUDIA CORIN - diciembre 31, 2017

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La autora de Harry Potter, los Beatles y Einstein, entre otros, consiguieron dar vuelta los rechazos.

Qué hay que tener para poder convertir un fracaso en un triunfo enorme?
Secretos -se sabe- no hay pero el flamante libro de Demian Sterman (Buenos Aires, 1971) viene a traer una visión cero mítica de cómo las grandes ideas y los grandes productos que cambiaron el mundo se convirtieron en exitosos.

Cómo los artistas que revolucionaron la pintura o la música de nuestro tiempo llegaron a estar en la cima. Qué le dió fuerzas a Janet K. Rowling, diagnosticada de depresión y sin trabajo por esas fechas, para escribir Harry Potter, recibir una docena de rechazos del manuscrito, para luego convertirse en el libro para jóvenes más vendido de todos los tiempos.

Sterman nos trae una noticia: en ninguno de estos casos el éxito comía de las manos de sus hacedores. Casi todo lo contrario, porque lo que el lector viene a desayunarse con Historias de fracasos y fracasados que cambiaron al mundo, es que el éxito sólo se consigue tras la escuela del fracaso.

Valga de ejemplo el caso de Thomas Alva Edison, que encontró el filamento buscado para la perdurabilidad de la luz en la bombita, tras mil intentos fallidos. Y nada de darse la cabeza contra la pared, sino que cuando funcionó su invento como él quería, sentenció: “Llegar a este éxito llevó mil pasos”.

La consigna es seguir la corazonada y nunca cejar.

A veces, la profecía del fracaso obliga a brillar con las propias herramientas. Como le pasó a Albert Einstein, futuro creador de la Teoría de la Relatividad: los padres lo creían un desastre porque hasta los cuatro años de edad no habló y cuando, más adelante, le contrataron una maestra particular, el niño le tiró con una silla por la cabeza. O a Edison: a los ocho años fue desahuciado de la escuela. A Beethoven en la niñez lo consideraron un nulo para la música sus propios maestros y a Elvis Presley la primera discográfica que lo oyó le recomendó volver a manejar un camión.

Los fracasos exitosos siguen: a Los Beatles, Decca Records les aseguró que nadie los escucharía porque la guitarra ya había dejado de usarse como instrumento principal. Asustada por su propio error, la Decca Records contrató a la próxima banda que pareció transgredir las convenciones musicales y que le recomendó George Harrison: Los Rolling Stones.

Lo que hay que tener para convertir un fracaso en éxito
Einstein. A los cuatro años lo consideraban “un desastre”.

También el fracaso es el comienzo de algunas estrellas como Fred Astaire, Harrison Ford o Jerry Seinfeld, quien se enteró de que la serie en la que trabajaba como actor, Benson, había decidido suprimirlo cuando fue a retirar el guión con las líneas para la semana de filmación en curso. La capacidad de trabajo de Walt Disney -trabajó de niño en todas las tareas del campo ayudando a su papá- más su aptitud para fabular y los recuerdos de los cuentos de los hermanos Grimm que su abuela le leía de niño, fueron el combustible que le permitió convertirse en el magnate de los dibujos animados. El libro repasa las historias de los grandes éxitos de nuestro tiempo: Steve Jobs, Bill Gates y otros sucesos tecnológicos como el Whatsapp creado por Jan Koum en 2009, un par de años después de que éste fuera despedido de Facebook por falta de méritos y capacidades. Un telegrama de despido que haría polvo la autoestima de cualquiera.

Pero la clave de estos tipos está en que ellos ven el fracaso como una oportunidad de aprendizaje: las crisis, escribe Sterman, deben ser una chance para darles nuevas energías a las ideas, en lugar de dejarlas caer. La consigna es seguir la corazonada y nunca cejar; saber disciplinarse y que nada reemplaza el trabajo duro en aquello en lo cual uno se quiera destacar.

Hay un solo ítem -dice- que no se debe perder de vista y es el acelerado paso del tiempo y su efecto oxidante: la tecnología y el tiempo obliga a determinados productos a adaptarse. Quien no se adapte a los cambios acabará por fracasar y quizás ir a la quiebra, como fue el caso de la empresa más grande de alquiler de videos, allá por los ’90, Blockbuster, o la Kodak de fotografía. No pudieron ver que nuevos aires habían cambiado los formatos.

El libro da cuenta de los museos dedicados al fracaso, como el Museum of failure, de Suecia.

Por otra parte y por doloroso que suene, es completamente normal que una empresa fracase de vez en cuando: para celebrar esta visión de la vida, el libro trae a colación los museos del fracaso que existen en varias partes del mundo como el Museo de los Productos Fracasados en Ann Arbor, Estados Unidos; el Museum of Failure en Suecia o el Nonseum, un museo de objetos inútiles -como bolsas de dormir para murciélagos, juegos de ajedrez hecho con copas de cristal- en Herrbaumgarten, Austria. Estos sitios tienen la misión de recordarnos a los mortales que el éxito no es gratis ni sucede gracias a un pase mágico. Es una planta que brota de la semilla del fracaso, y por eso hay en 130 ciudades de 40 países del mundo las llamadas Fuckup Nights donde emprendedores exitosos cuentan al público todos sus fracasos.

En el final de Historias de fracasos y fracasados que cambiaron al mundo, Sterman ofrece un decálogo de principios que debería seguir el lector para fracasar con éxito. Que el fracaso no te derrumbe, es la idea, porque el fracaso es la clave de tu éxito.

Fuente: Clarín

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