Lideró la revolución islamista en Irán que acabó en 1979 con la monarquía del Sha Reza Pahlevi.
Su biografía está plasmada de lagunas y de pasajes misteriosos, pero sin duda,Seyed Ruholá Musavi Jomeini (o KHOMEINI) fue uno de los personajes que marcaron la historia del pasado siglo.
Nacido en Jomeinen los primeros años del siglo XX (su fecha de nacimiento exacta sigue siendo una incógnita), la infancia del Ayatolá Jomeini (título de una de las más altas autoridades religiosas de los chiítas) estuvo marcada por el asesinato de su padre cuando apenas contaba con seis meses de vida tras una disputa local.
Jomeini recibió desde muy joven una profunda formación religiosa. Contrariamente a las historias que definen su origen como humilde, Jomeini vivía en una casa con jardín y criados.Su árbol genealógico se remontaba al profeta Mahoma, por lo que tanto su padre como su abuelo eran estudiosos del Corán, lo que se conoce como 'mulás'.
A los seis años, la madre y la tía de Jomeini murieron de cólera, por lo que fue educado por sus familiares bajo profundas creencias religiosas. A los siete años, el niño precoz ya había leído el Corán. Sus maestros espirituales se convirtieron en sus referentes, y siendo todavía un adolescente se marchó a la ciudad santa de Qom para proseguir con su formación. El objetivo era convertirse en maestro. Integrado en la Asamblea Teológica estudió literatura, filosofía y los textos islámicos, entre otras disciplinas.
A los 27 años contrajo matrimonio con Jadiya Saqafi, de 15 años e hija de un próspero Ayatolá. Cuentan que Jadiya sirvió el té a Jomeini y esa misma noche soñó con que el joven se convertiría en un referente religioso para su pueblo. Aquel sueño fue visto por los padres de Jadiya como una señal, y dieron su consentimiento para celebrar la boda. Según los familiares de Jomeini, el futuro líder de la revolución era un hombre moderno para su tiempo, que no pedía cosas especiales a su mujer y que incluso se levantaba por las noches para atender a sus hijos pequeños.
Jomeini se convirtió en 1927 en Ijtihad, figura a la que se considera digna de interpretar el Corán y los demás textos sagrados del Islam. Pronto se le vería como una figura respetable y de autoriad dentro de la comunidad de Qom, donde impartiría clases en las escuelas teológicas y mezquitas. Se hizo famoso por introducir la política en las aulas y alentar a sus discípulos a mantener los principios morales frente a la opresión del sha. Ascendió a 'Hodjatoleslam' (autoridad del Islam) y más tarde a Ayatolá (signo o imagen de Dios).
Durante la Segunda Guerra Mundial, los aliados 'cambiaron' al sha por su hijo, Reza Pahlevi y Jomeini escribió un libro donde no se oponía a la monarquía pero donde sí aseguraba que el monarca debía ser elegido por el orden clerical y reinar conforme a la ley islámica. Era, sin suda, un preludio de sus ideas revolucionarias.Muchos iraníes compartían estas ideas anti-occidentales de Jomeini.
En 1953, el movimiento nacionalista empujó al sha a huir de Irán, pero pocos días después, un golpe de estado con el apoyo de Estados Unidos, volvió a poner al sha en el poder. Este golpe de mano era para Jomeini una prueba más de la arrogancia occidental. El ayatolá mantuvo sus ideas en silencio por respeto a su mentor, que moriría en 1961. En este momento,Jomeini cambió su política y empezó a hacer públicos sus pensamientos de oposición al sha.
En 1963, Jomeini ya era un referente religioso en Qom. Ese mismo año, el Sha propuso una serie de medidas (englobadas dentro de la denominada Revolución Blanca) para modernizar el país. Jomeini se opuso de manera frontal al sha, al que definió como "enemigo de la religión" en uno de sus sermones. Un alegato a favor de la autoridad religiosa. Al día siguiento, Jomeini fue encarcelado, y la ira se apoderó de sus seguidores que salieron a las calles para pedir su liberación. Jomeini se convertía así en una figura nacional y en el principal referente de la oposición. Diez meses después, Jomeini fue excarcelado, pero sus protestas prosiguieron y fue expulsado del país. Primero se instaló en Turquía y más tarde en una de las ciudades santas del chiísmo, Najaf, en la vecina Iraq.
Allí vivió con Jadiya durante dos años. Oraba desde las tres de la mañana, llevando una vida sencilla y ordenada. Pero su oposición contra la monarquía creció y se embarcó en una guerra contra el sha en todos los campos. Pedía su abdicación, y hacía llegar su voz a sus seguidores a través de cintas magnetofónicas que sus discípulos o sus familiares recogían en Najaf y llevaban a Irán, a veces, escondidas en sus ropas.
En 1973, el sha forzó a la OPEP a subir el precio del petróleo. El dinero entró en el país de manera generosa, pero para los bolsillos de los ricos. Las manifestaciones aumentaron y también la opresión. Las calles se llenaron de sangre y Jomeini desde el exilio responsabilizó al sha de las muertes.El monarca presionó a Iraq para que expulsara al ayatoláque, tras las renuncias de asilo de Kuwait, Líbano y Siria, se estableció en el suburbio parisino deNeauphle-le-Château.
Jomeini, a miles de kilómetros de Irán, no cejó en su empeño de llevar la revolución a sus país. En 1978, ya era una figura de talla internacional, y su "revolución por casette" llegó al corazón de sus conciudadanos. El sha perdía terreno, los motines y las huelgas asolaban el país, y el 16 de enero de 1979 se rindió. Teherán celebró con entusiasmo la victoria del pueblo contra el moncarca. Tres días antes, el 13 de enero,Jomeini había constituído en la ciudad del Sena un Consejo de la Revolución Islámica.
El 1 de febrero de 1979 el ayatolá aterrizaba en el aeropuerto de Teherán aclamado por millones de compatriotas ricos y pobres, religiosos y seglares. Jomeini había destronado al sha.El primero de abril se proclamaba la revolución islámica y el tres de agosto se celebraban elecciones para la Asamblea Constituyente, en la que el partido de la revolución consiguió todos los escaños.
Pero, a través de la supuesta divina fachada Jomeini, empezaron a brotar aspectos oscuros. Nunca ostentó la presidencia de la República o la jefatura de Estado, pero gobernaba el país en la sombra desde un Consejo Revolucionario de ayatolás radicales. Los mulás locales controlaban el país bajo las órdenes del Consejo. En seis meses se ejecutó a 600 presuntos enemigos de la Revolución. Se imponía así la primera teocracia del siglo XX con Jomeini en la cúspide del poder, que no abandonaría hasta su muerte en junio de 1989.Secuestro en la embajada de EEUU
El 4 de noviembre de 1979, más de 300 estudiantes y militantes del islamismo más radical, saltaron por encima de la pared de la embajada de Estados Unidos en Teherán, después de haber vencido la resistencia de los infantes de marina que se encontraban en servicio.Los estudiantes se instalaron en el lugar sin dejar salir a nadie y, a partir de ese momento, la bandera de las barras y las estrellas no volvió a ondear en la embajada estadounidense.
Los 60 rehenes, con los ojos vendados y las manos atadas, fueron distribuidos en varios edificios. Diez de ellos serán liberados por razones humanitarias, mientras que los otros 52 permanecerán en cautiverio. Los estudiantes islámicos exigían la extradición del sha Mohamed Reza Pahlevi y la remisión de su fortuna a Irán, siete meses después de la proclamación de la República Islámica por el ayatolá Jomeini. Mantuvieron está posición sin variación durante los catorce meses que duró la toma de rehenes. Aparentemente improvisada, la ocupación de la embajada será hábilmente aprovechada por el régimen islámico para radicalizar la revolución y poner fin al gobierno de Mehdi Barzargan, al que se le consideraba partidario de mantener relaciones con el "gran satán" americano.
La crisis aceleró la dimisión del presidente Bazargan el 6 de noviembre, tras la toma del control del país por el "consejo de la revolución" Irán rechazó cualquier entrega de petróleo a Estados Unidos, que declaró un embargo sobre los bienes de consumo y congeló los activos del banco iraní. Incapaz de lidiar con el régimen islámico, Washington rompió las relaciones diplomáticas el 7 de abril de 1980.
El 25 de abril, una operación de las fuerzas especiales norteamericanas, enviadas para tratar de liberar a los rehenes, terminó en un desastre. Los rehenes fueron inmediatamente dispersados en varias ciudades de Irán. Los rehenes fueron liberados en enero de 1981, tras un acuerdo entre Washington y Teherán, gracias a la mediación de Argelia.
Esta liberación se produjo el mismo día de la toma de posesión del presidente Ronald Reagan, sucesor de Jimmy Carter, a quien las autoridades iraníes no hicieron ninguna concesión, lo que contribuyó a que Carter no logrará la reelección.
La guerra con Iraq, su mayor reto
El miedo a que la revolución islámica proclamada por el carismático anciano se extendiera por toda la zona llevó a la administración del presidente norteamericano Jimmy Carter a echarse a los brazos del presidente de Iraq, Sadam Hussein, pese a que en sus pocos meses en el poder había demostrado una crueldad extraordinaria.Como resumiría después el jefe de Estado Mayor francés, Maurice Schmidt, "en aquel momento preferíamos un tirano antes que un poder religioso".
Irán e Iraq tenían sus propios motivos para la guerra. Además de sus seculares problemas fronterizos, Sadam Hussein desconfiaba de la revolución islámica tanto como occidente, habida cuenta de que la suya era una república laica y de que contaba con una mayoría de población chiíta propensa a escuchar los cantos de sirena de la revolución del ayatolá. Por su parte,Jomeini, había proclamado en 1978 que sus principales enemigos eran "primero el sha, luego el satán norteamericano y después Sadam Hussein y su infiel partido Baas". Aquella guerra se prolongaría hasta agosto de 1988, con la muerte de cientos de miles de jóvenes de ambos países. No fue una guerra por la religión sino por territorios.
Brutal represión en Irán
Tras la resolución de la crisis de los rehenes de la embajada estadounidense Jomeini reanudó el combate contra la disidencia interna. Más de 1.500 opositores fueron ejecutados desde su ascensión al poder en 1979, incluidos el presidente y el primer ministro de Irán. La infexibilidad de los ayatolás del poder se hizo patente, sobre todo, con las mujeres. Se encarcelaba a las mujeres que mostraban el pelo en público y necesitaban un permiso de sus maridos para abandonar el país. El adulterio se pagaba con la lapidación.
En junio de 1989, el líder de la revolución islámica moría tras una intervención quirúrgica. Fallecía un mito para algunos, una opresor terrorista para otros.
Gentileza María del Pilar Zalazar para TBN
Efemérides culturales, históricas, sociales y políticas
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