El sexo es un regalo maravilloso de la naturaleza a los humanos, pero como humanos adultos tenemos que saber dónde están nuestros límites y hasta que punto es bueno forzar nuestros cuerpos por una simple búsqueda del placer.
De un tiempo a esta parte se está hablando mucho del chemsex. Pero, qué es el chemsex? Es el consumo de varias drogas ilegales con el fin de aumentar o prolongar en el tiempo el placer en nuestras relaciones sexuales.
Pero, por qué es esto actual? No debería ser la mezcla entre sexo y drogas tan antigua como las drogas mismas? Y en efecto así es, pero lo que se define actualmente como chemsex es la mezcla entre diferentes sustancias ilegales, el cóctel de distintas drogas diseñado únicamente para experimentar durante una sesión prolongada de sexo.
Qué se busca en el chemsex? Obviamente, abandonarse a los placeres carnales, pero olvidando por completo otras recomendaciones para nuestra salud. Los que practican esta modalidad sexual ponen en riesgo su estado físico y mental y juegan a la lotería con su futuro, pues las drogas que añaden a este cóctel no son precisamente inocuas.
Qué drogas se suelen usar en el chemsex? Éxtasis líquido, metanfetamina, MDMA, popper o cocaína están entre las más usadas, a las que además se les añade medicamentos como pastillas para la disfunción eréctil en el caso de los hombres.
El chemsex es pues un doble peligro. Por regla general, estas relaciones suelen mantenerse sin usar ningún tipo de protección, por lo que nos arriesgaríamos a contraer cualquier tipo de enfermedad venérea. A lo que hay que sumar, por supuesto, los riesgos que conllevan a nuestra salud las propias drogas y la terrible posibilidad de dependencia de las mismas.
Las autoridades sanitarias advierten que la práctica de fiestas chemsex se ha disparado en el nuevo siglo. Aunque en un primer momento se asociaba con el colectivo LGTBI, los numerosos ingresos en hospitales de personas que mantienen relaciones heterosexuales nos dicen que las fiestas chemsex ya no son propias de ningún colectivo ni de ninguna orientación sexual.
Lo que sí parece común entre sus practicantes es que ninguno responde al perfil de lo que conoceríamos como un drogadicto. Suelen ser personas con medio o alto poder adquisitivo, cuya relación con las drogas se limita únicamente a estas sesiones sexuales, lo que no quiere decir que sean personas sanas, ya que una única experiencia chemsex podría transmitirnos una enfermedad sexual, más las propias que vienen asociadas a las drogas.
Y a los peligros del sexo sin protección y los propios de las drogas, hay que sumarle el peligro de la combinación entre ambos. O lo que es lo mismo, si nos acostumbramos a relacionar sexo y drogas nuestro cerebro será incapaz de distinguirlos con el tiempo, lo que afectará negativamente a nuestra manera de comportarnos con nuestros semejantes, convirtiéndonos en poco más que animales que sólo buscan un placer físico y olvidando todos los demás.
El sexo es un regalo demasiado valioso como para añadirle más artificios, sobre todo sin son tan peligrosos como las drogas citadas. Después de todo, el sexo es la manera absoluta que tiene nuestro cuerpo de relacionarse con un ser amado.
cosmopolitantv
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