“Si quieres alcanzar un estado de felicidad, ve más allá de tu ego y del dialogo interno. Toma una decisión de renunciar a la necesidad de control, a la necesidad de ser aprobado, y a la necesidad de juzgar. Esas son las tres cosas que el ego hace todo el tiempo. Es muy importante ser consciente de ellas cada vez que surgen”-
Dalai Lama
Cuando hablamos de ego tenemos dos maneras de enfocarlo, desde el punto de vista psicológico y desde el punto de vista espiritual. De igual manera como entendamos el ego es algo que puede destruirnos progresivamente si no sabemos identificarlo.
Muchas veces creemos que el ego tiene que ver con cómo nos vemos a nosotros mismos, nuestra autoimagen, y se pone muy peligroso cuando esa valoración se torna excesiva. Este puede ser uno de los tantos conceptos que tiene el ego, pero no es exclusivo en todos los seres humanos se manifiesta de diferentes maneras
En otras personas no tiene mucho que ver por cómo se ven, pero son aquellas personas que viven diciendo cosas como: A mí nadie me hace esto, o aquello y la verdad no se dan cuenta de todo lo que van colocando en su muro para evitar sufrir, y sufren.
La diferencia está en que el ego mira hacia afuera intentando encontrar en el exterior todo aquello que necesita para llenar el vacío que se genera cuando dejamos de mirar hacia adentro de nosotros mismos para conectar con nuestro verdadero valor.
El ego es igual al “yoísmo”, es aquello que nos hace creer que somos diferentes o mejores que los demás, por lo tanto el ego nos separa de nuestra alma porque va en contra del principio de unidad de la creación, ese principio que se basa en que todos somos parte de la vida, del universo y que debemos fluir en armonía, pero para ello debemos primero entender que no existen mejores personas que otras; no existe tal cosa como “yo soy mejor que tú” o “tú eres mejor que yo” porque no fuimos creados para competir sino, para coexistir, la verdadera competencia no debe ser con los demás, sino con nosotros mismos.
No podemos viajar en dos direcciones al mismo tiempo, por lo que si te montas en un ascensor para bajar al sótano pero presionas el botón hacia el pent-house, no vas a llegar a tu destino. Lo mismo sucede con el ego, mientras estés ocupado tratando de ser mejor que los demás no tendrás tiempo de encontrar tus virtudes propias, eso comenzará a generar un vacío interno que hará que comiences a necesitar del reconocimiento externo, pero eso es lo que convierte al ego en un monstruo insaciable, porque el único reconocimiento que realmente alimenta el alma es el que nos damos a nosotros mismos.
Para empezar a ganarle la batalla a este enemigo silencioso debemos empezar con lo siguiente:
Mira hacia adentro de ti y conócete sin juicios, es decir, no te mires buscando tus virtudes y tus defectos, solo busca tus características personales y conócete tan profundamente que seas capaz de encontrar dentro de ti todo tu potencial, ya que eso te ayudará a despertar tu alma.
No te critiques ni te compares con nadie. Tú eres tú y eres perfecto como eres. Si hay algo que cambiar es para tu propio bien, no porque debas ser como alguien más.
Hazte consciente de todo lo que piensas, dices y haces. ¿Buscas atención externa? Es tu alma pidiendo a gritos que mires hacia adentro. Entonces, mira bien qué te está faltando nútrete de ello…pero de adentro hacia afuera, no al revés.
Deja que sean otros quienes tengan la razón, y empieza a entender que luchar por tener la razón es una batalla perdida porque es cuestión de perspectivas.
No te tomes nada personal, cuando te ofendes por algo lo estás aceptándolo como cierto, pero además, no estás siendo tú sino, tu ego, porque estás demostrando que todo gira en torno a ti.
Como cualquier ser humano estás aquí para para aprender y vivir experiencias, y tanto el aprendizaje como la experiencia requieren que te abras al conocimiento de lo nuevo.
No hay nada mejor en este mundo que amarnos a nosotros mismos, y además debemos respetarnos y admirarnos como lo que somos: seres únicos, maravillosos y con poder ilimitado, pero cuando ponemos todo eso por encima de los demás, cuando competimos por sola la satisfacción de ganar, cuando queremos impresionar para ganar respeto y reconocimiento es cuando nos convertimos en víctimas de nuestro ego y dejamos de convivir para comenzar a separar.
Cada uno de nosotros ha sido creado con características, talentos y dones particulares, eso es lo que nos hace maravillosamente únicos e irrepetibles, pero mientras estemos mirando al otro para ver cómo podemos superarlo tendremos nuestros ojos puestos en el exterior y por lo tanto no podremos ver hacia adentro, hacia nuestro espejo interno que es el que nos muestra nuestra verdadera sabiduría.
Acepta el flujo de la vida, entiéndela, vívela y sobre todo transfórmala en función del mensaje que lleva tu alma.
An Medina
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