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viernes, 28 de septiembre de 2018
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La inteligencia emocional en el deporte
Posted By: CLAUDIA CORIN - septiembre 28, 2018La Psicología del deporte y la actividad física es una rama de la psicología. Estudia nuestros procesos psíquicos y nuestra conducta durante la actividad deportiva. Esta ciencia aplicada busca conocer y optimizar las condiciones internas del deportista.
Mediante la Psicología del deporte y la actividad física se intenta lograr la expresión del potencial físico, técnico y táctico adquirido en el proceso de preparación. Así, los investigadores estudian los diferentes procesos psicológicos que están influyendo en el comportamiento de los deportistas.
Dichos procesos hacen referencia a conceptos como la motivación, los procesos emocionales y su influencia en el rendimiento de los deportistas. También se estudian diferentes aspectos relacionados con la intervención de la psicología en el deporte de rendimiento, de iniciación y de salud.
De esta forma, el psicólogo del deporte ayuda al competidor a controlar el estrés. Y es que el estrés produce una desorganización emocional y conductual que puede afectar a su rendimiento.
Es a partir de 1995, con la aparición de la obra Inteligencia Emocional, de Goleman, cuando se inicia y amplía el estudio de la inteligencia emocional en diferentes medios, tanto científicos como no científicos. A partir de ahí se produjo un aumento del interés social y científico sobre los procesos emocionales. Sin embargo, no aparecerá en el contexto deportivo hasta el 2001, donde empiezan a aparecer los primeros estudios. Así, es a partir del 2009 cuando se inician estos estudios de manera más importante.
La inteligencia emocional supone otro modo de entender la inteligencia. Con ella, vamos más allá de los aspectos cognitivos, tales como la memoria y la capacidad para resolver problemas.
El concepto de inteligencia emocional es, ante todo, nuestra capacidad para dirigirnos con efectividad a los demás y a nosotros mismos. Pero, no solo eso, también implica conectar con nuestras emociones, gestionarlas, automotivarnos, frenar ciertos impulsos, vencer las frustraciones… Daniel Goleman, el gurú de la inteligencia emocional, explica que dentro de su enfoque sobre la misma hay cuatro dimensiones básicas que la vertebran:
La primera es la autoconciencia. Hace referencia a nuestra capacidad para entender lo que sentimos y de estar siempre conectados a nuestros valores, a nuestra esencia.
El segundo aspecto es la automotivación y nuestra habilidad por orientarnos hacia nuestras metas, de recuperarse de los contratiempos, de gestionar el estrés.
La tercera dimensión tiene que ver con la conciencia social y con nuestra empatía.
El cuarto eslabón es sin duda la piedra filosofal de la Inteligencia Emocional: nuestra habilidad para relacionarnos, para comunicar, para llegar acuerdos, para conectar positiva y respetuosamente con los demás.
En el deporte, las exigencias y demandas de la competencia son cada vez mayores, cada vez más las diferencias las marcan factores que no están derivados directamente del propio entrenamiento físico, como es la nutrición o la propia psicología. Así, la psicología deportiva se encarga de analizar, estudiar y observar las conductas, reacciones y respuestas emocionales del individuo o equipo.
Para ello, debe “controlar” positivamente sus emociones o redireccionarlas de manera que no influyan negativamente en el gesto deportivo. ¿Y por qué la inteligencia emocional? Porque en el deporte hay que tomar decisiones rápidas y adecuadas.
La inteligencia emocional cobra mucho interés para el colectivo del deporte. Los elementos intrapersonales e interpersonales tienen una aplicación directa. El conocimiento de uno mismo, la autorregulación de las emociones, la automotivación, las habilidades sociales y la empatía son herramientas que todo deportista maneja en mayor o menor medida.
Muchas de las técnicas de relajación, concentración, visualización, etc. son compartidas. Cada vez más, los clubes, federaciones y entrenadores están contratando a profesionales para que implanten estas técnicas. De esta forma, pretenden mejorar el rendimiento de los deportistas.
Muchas de las herramientas que comparten la inteligencia emocional y el deporte tienen una característica principal. Esta característica es que es tremendamente práctica, sobre todo de aplicación en la vida diaria.
La importancia que tiene el hecho de que un atleta pueda ejercer control sobre sus emociones, con relación a la práctica deportiva, se evidencia en diversos estudios. Hanin y Sirja (1995) encontraron que las emociones en relación con el éxito deportivo presentan zonas óptimas individuales.
Sin embargo, a nivel grupal no ocurre lo mismo. Cada atleta reacciona de una forma diferente ante el estrés, requiriendo de cierto grado de emociones negativas o positivas que le den un punto óptimo de desempeño en situación de juego.
El estudio de la inteligencia emocional y el deporte, no obstante, ha sido escaso. Esto es llamativo si tenemos en cuenta la importancia que este proceso tiene en otros ámbitos, como el educativo o a nivel laboral en otras profesiones. Sin embargo, lo que nos dicen los pocos estudios, pero en crecimiento, sobre el tema es que la inteligencia emocional es muy importante para la ejecución.
Beneficios de la inteligencia emocional en el deporte
La inteligencia emocional en el deporte puede provocar menos bajas deportivas, aumento del rendimiento deportivo y menos abandonos. Por otro lado, la inteligencia emocional es un constructor muy relacionado con la personalidad que actúa como factor determinante cuando el deportista se encuentra en situaciones de presión.
Ante estas situaciones de presión, el deportista tiene que tomar decisiones en décimas de segundo, lo que genera grandes picos de estrés. Por ello, es necesario para cualquier deportista, sobre todo para los de élite, estar entrenados a este nivel. Además, los beneficios de la inteligencia emocional en el deporte se pueden resumir en los siguientes:
A nivel emocional. Mejora la orientación al logro de los objetivos, la competitividad, la identificación de valores del deporte y los personales, la autovaloración, el trabajo en equipo, el liderazgo, la empatía, el control de las reacciones y emociones negativas, entre otros.
Nivel físico. Ayuda a saber organizarse, a no obsesionarse con el deporte, a tener momentos de descanso, a gestionar mejor el tiempo y a crear hábitos adecuados de alimentación.
A nivel social. Mejora la relación con el equipo, entrenadores, preparadores, fisioterapeutas etc.
A nivel racional. Ayuda a aprender cómo funciona el juego, aspectos técnicos y tácticos.
Hombre escuchando música mientras hace deporte
Como vemos, los beneficios de la inteligencia emocional en el deporte son extensos, aunque el cuerpo de investigación que los respalde todavía no sea muy denso. Sin embargo, este número va en aumento y, como decimos, en el deporte, un mundo donde un segundo o unos centímetros pueden separar al ganador del perdedor, los pequeños-grandes factores, como la inteligencia emocional, tienen una gran importancia.
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