Una infidelidad es uno de los factores que mayores consecuencias negativas produce en las parejas puesto que aquel que se ha sentido engañado, no puede evitar que su confianza se resienta de forma notable. Al igual que cada historia de amor es diferente, también ocurre que cada infidelidad tiene sus connotaciones concretas. Pero existen casos en los que el infiel lo niega. Por más que su pareja le da argumentos coherentes y datos objetivos que le delaten, él sigue defendiendo su honestidad.
Una de las causas más frecuentes es que el infiel tiene miedo de las consecuencias que puede traer el saberse descubierto. Por ejemplo, puede temer perder a su pareja. En algunos casos, también puede suceder que se siente avergonzado por lo que ha hecho y negarlo sea una forma de autoprotegerse.
En otros casos, también puede ocurrir que el hecho de seguir negando la infidelidad no sea más que un rasgo de carácter de una persona con tendencia a mentir y a disfrazar la realidad de acuerdo a su propia conveniencia.
Desde otra perspectiva, el infiel también puede utilizar el recurso de la mentira como una forma desesperada de intentar salvar la relación.
Si el infiel ha sufrido remordimientos de conciencia durante la etapa en la que ha mantenido una doble vida o como consecuencia de un desliz, la mentira puede ser un modo de intentar silenciar esos pensamientos negativos.
Uno de los motivos por los que el infiel niega sus actos es por falta de madurez para hacerse responsable de las consecuencias que han tenido sus actos y cómo ha podido herir los sentimientos de su pareja. Desde esta perspectiva, la mentira se convierte en una forma de ignorar lo evidente intentando hacer borrón y cuenta nueva (aunque de un modo equivocado).
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