Los problemas laborales nunca faltan, pero se vuelven más complejos si la envidia maliciosa va de por medio. Pero el peor de los casos es cuando eres tú la que sufre de celos compulsivos. El amor eterno está a una oficina de distancia. Aprende a competir y a convivir con tus colegas.
Entras a la oficina y el mal ambiente se hace evidente: no sólo no soportas a tus compañeros, sino que además te corroe un anhelo por verlos derrotados y por debajo de ti. Tienes el talento pero no lo sabes utilizar, te has dejado llevar por el esfuerzo de mantener a los otros en el piso más que por tu propia satisfacción de ascender. Es parte de la naturaleza humana sentir envidia, pero el fuego de la envidia no puede consumir nuestra paz mental.
El famoso manual femenino: “El arte de la guerra para mujeres”, nos da unas tácticas para evitarlo.
1. Golpéala dos veces la primera vez que se pase de la raya: Aunque la biblia dice que hay que poner la otra mejilla cuando alguien nos maltrata, también habla del “ojo por ojo”. Tu misión es detener los ataques de raíz en vez de ofrecer tu mejilla, cara, cachate, brazo y demás. Debes “golpear” a tu oponente con lo que más le duele (y no hablamos de tu puño): hazlo con palabras y acciones productivas hacia tus jefes. Responder a un ataque con venganza es la manera más baja de caer ante la envidia. Sé cordial, sarcástica y ve siempre un paso delante de quien te está haciendo la competencia.
2. Apoya a una compañera: Alíate con una colega. Quien de su lado tiene combatientes con su mismo modo de pensar, vencerá fácilmente. Si apoyas a una compañera, conviertes eficazmente el problema de la competencia en una ventaja para tu carrera profesional. Ayuda a esa mujer brillante y llena de talento que trabaje para ti. Sí, la que haces que te sientas amenazada. Negarse a reconocer su talento te hace mezquina y conflictiva, y ningún jefe quiere que eso ronde por su oficina. Si estás de su lado, incluso, si ella asciende, será agradecida y podrás salvar tu propio pellejo. Si no puedes con el enemigo...
3. Trabaja para ti y engaña a los demás: Hazlos creer que trabajas en comunión con un equipo “todos para uno y uno para todos”, así confiarán plenamente en ti y no esperarán “sorpresitas” de ningún tipo: ni que seas una soplona, ni mucho menos que trates de sobrepasarlos, pero entre nosotros sabemos que tu objetivo es todo lo contrario: ser la estrella del lugar cuando ellos menos se lo esperen. No optes por el camino fácil y poco estratégico: correr a la oficina de tu jefe a dar quejas de quienes te molestan, ni mucho menos bastardear el trabajo de los otros bajo cualquier pretexto. Sabes que eres buena, incluso más que ellos. Trabaja para demostrarlo, no para derribarlos a punta de labia. Confunde y reinarás.
4. Aprende a recoger los dulces del árbol de los celos: Es fundamental utilizar métodos indirectos para conseguir un objetivo directo. La principal meta de nuestra vida no es conseguir que nos asciendan: es ser mejores personas y hacer las cosas bien y correctamente.
Cómo aprendemos? A través de los errores, el fracaso y el sufrimiento, que no tiene que ser eterno pero sí puede servir de lección para saber cómo actuar una segunda vez. Nada sucede por accidente: el universo te está diciendo qué debes cambiar y aprender a partir de tu falla y tu frustración. Fortalece tu espíritu con los intentos, las caídas y las glorias pasajeras que se convertirán en un éxito personal total.
5. Transforma la envidia en admiración: En tu recorrido hacia la cumbre, siempre habrá personas que intentarán tirar de ti hacia abajo. No importa qué tan malintencionadas sean mientras te concentres en tu visión interior. Deja que aquella mujer/hombre al que envidias sea un modelo a seguir y para cultivar más logros. En medio de la envidia hacia alguien se esconde una admiración, las ganas de emular lo que te produce tantos celos. Busca formas para hacerlo y pregúntate cuáles son los métodos que usa el otro para lograrlo. Ponlos en práctica y únete a quien es el líder.
fucsia
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