El abrazo hace referencia a estrechar entre los brazos o ceñir con los brazos. Se trata de un tipo de saludo o de una muestra de cariño, donde se realiza una leve presión sobre la persona a la que es ofrecido dicho gesto. Los abrazos tienen duración variable y pueden realizarse con los brazos por encima del cuello o por debajo de las axilas.
Los psicólogos destacan que el contacto físico es necesario para el bienestar emocional. Un abrazo ayuda a calmar los nervios, aliviar las tensiones y fortalecer la autoestima.
Este gesto de afecto y de confianza, de compañerismo y de protección, es un tesoro que muchas personas no reciben en su infancia por parte de sus padres o tutores, y las consecuencias de dicha carencia pueden afectar considerablemente su vida emocional.
Si bien, suelen ser una muestra de simpatía, los abrazos igualmente pueden proporcionar como alivio o como lamento ante una circunstancias dificultosa. Reconocemos en la práctica que un abrazo nos calma, y que más de una vez hemos solicitado o necesitado un abrazo, sin frases, para tranquilizarnos y sentirnos queridos. Pero cuando la ciencia de igual forma nos lo corrobora, entonces poseemos más motivos que antes para no pasar de este contenido y hacer la práctica.
En este sentido, Virginia Satir, fue trabajadora social, psicoterapeuta estadounidense y escritora, conocida especialmente por su enfoque en terapia familiar a lo largo de toda su vida, consiguió a certificar en sus trabajos que un niño necesita alrededor de 12 abrazos diarios, puesto que los niños están en continuo crecimiento.
Los abrazos proporcionan efecto de seguridad.
Los chicos requieren seguridad, percibir que no están solitarios y que no serán desamparados. Seguramente has sentido el rechazo del niño cuando se ha quedado por primera vez en la escuela o en la casa de algún familiar.
Ese rechazo corresponde a la inseguridad que siente al permanecer en un sitio solo sin volver a ver a un familiar, especialmente a sus papás. Proporcionar un abrazo fuerte al infante antes de marchar y luego al retornar, le hace razonar que no es un abandono. Los abrazos les permiten a los niños que confíen más en que sus padres que regresan pronto.
Los abrazos liberan dopamina
Los abrazos liberan un neurotransmisor que es un mensajero químico del cerebro llamado dopamina, que ejerce un gran poder de alivio contra el estrés. Al liberarse se cumplen muchas funciones en el cerebro, como la regulación del sueño, del humor, la atención y el aprendizaje. La dopamina también se le conoce como la ‘hormona del placer’. Además está relacionada con la creatividad y la capacidad de relacionarse o sociabilizar con los demás.
Los abrazos producen oxitocina
Una de las hormonas que entra en juego mediante los abrazos es la oxitocina, esta hormona tan importante durante el parto y nacimiento de un bebé se libera tan solo con la voz de la madre sin necesidad de contacto físico. Lo cierto es que el abrazo y la voz de una madre hacia su hijo ayudan a desarrollar la confianza y a reducir el miedo social y el estrés de los niños.
La oxitocina se la conoce como ‘la hormona del amor’. Responsable de generar confianza hacia una persona, aumentando al tiempo su generosidad y capacidad de empatía.
Reduce el nivel de cortisol en la sangre
El cortisol es una hormona que se libera como respuesta al estrés y a un nivel bajo de glucocorticoides en la sangre. En un niño, una elevada producción de cortisol reduce la formación osteológica y anula la acción del sistema inmune, siendo más vulnerables a enfermedades.
Una de las formas de impedir la producción de esta hormona es a través del masaje terapéutico. Un abrazo largo y extenso logra establecer que los niños posean una mejor formación ósea y que presenten menos enfermedades.
Un niño que le den 12 abrazos al día es, definitivamente, un niño sano, feliz, que se desarrolla de manera segura, con más tranquilidad y menos temor en la vida, dispuesto para poseer mejores relaciones personales y con una estructura ósea y un sistema inmune fuerte.
De la misma forma, genera una agradable sensación de bienestar, armonía y plenitud en el momento del abrazo. Lo que te ayudará a superar tus miedos y a prevenir el envejecimiento; además, esta cálida demostración de cariño favorece el desarrollo de la inteligencia de los niños.
Sin duda, tenemos importantes razones para abrazar a nuestros hijos no una vez, sino varias veces al día. Solo se requiere de poco tiempo para hacerlo, no dejes que pase ni un sólo día sin darle un abrazo fuerte y amoroso, ya que tendrá buenos resultados.
enamorando.me
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