Además de escanear con la mirada a la persona que tienes delante, puedes saber más de ella si te fijas en ciertas conductas cotidianas, por intrascendentes que parezcan de entrada.
La ciencia está en todas partes y varios estudios demuestran asociaciones entre formas de hacer y maneras de ser.
Nos fijamos en diez comportamientos cotidianos que revelan distintos aspectos de nuestra forma de ser.
1. Las compras
Hay quién llena el carro recorriendo el supermercado por inercia y hay quién se fija en cada detalle de la composición de un producto.
Para los científicos son consumidores antagónicos que revelan dos formas de ser: los primeros son personas que anteponen la ilusión al razonamiento y a la información exhaustiva; los segundos necesitan explicaciones en profundidad, e incluso están dispuestos a pagar más si obtienen la información que desean.
2. El papel higiénico
El eterno debate sobre si la capa de papel de water debe caer por delante o por detrás del rollo también dice mucho de las personas.
Según el Test de personalidad del papel de váter, creado por la terapeuta y estrella de la televisión norteamericana Gilda Carle, las personas que prefieren que el papel caiga por delante del rollo son “dominantes”.
Individuos que incluso fuera de su casa admiten disponer los rollos a su parecer, mientras que las personas que dejan caer la capa por detrás del rollo son más sumisas.
3. Al hablar
El psicólogo James Pennebaker pasó años estudiando el uso que las personas hacen de palabras como ‘el’, ‘este’ o ‘yo’. Y concluyó que analizando su empleo se puede saber el género, la edad o el estado de salud de las personas.
Pennebaker y sus colegas aplicaron sus conocimientos a varios encuentros de speed dating y vieron que aquellas parejas con un lenguaje similar tenían más posibilidades de concertar una cita.
4. El correo electrónico
Música, fiestas y cosas divertidas, así es el contenido de los mails que escriben las personas extrovertidas, según el psicólogo Tomas Chamorro-Premuzic.
Los perfiles más negativos y con una baja inteligencia emocional tienden a mandar correos más deprimentes, mientras que los narcisistas escriben sobre ellos mismos y los intelectuales emplean términos grandilocuentes.
5. La puntualidad
Ser impuntual denota cierta despreocupación y no siempre es sinónimo de desconsideración. Hay personas que no pueden evitarlo y según un estudio, en el que participaron expertos de la Universidad de San Diego (California), existen cuatro perfiles que responden a esta actitud, que a menudo se mezclan.
Existe el perfeccionista, que llega tarde porque no puede salir de casa si todo no está en óptimo estado. El que vive al límite, que siempre apura todas las circunstancias que lo rodean.
Al desafiante las normas le traen sin cuidado, mientras que el soñador cree que llega a todo y puede que no se dé cuenta de su retraso.
6. Tics nerviosos
Científicos de la Universidad de Quebec grabaron, en 2015, a varios individuos en una situación de estrés para ver cómo reaccionaban. Y observaron que las personas más perfeccionistas se mordieron las uñas, se tiraron del pelo o se pellizcaron durante ese rato.
Un conjunto de reacciones que también se desencadenaron en momentos de aburrimiento, de frustración y de impaciencia.
7. El móvil
Mirar la pantalla del teléfono móvil constantemente es un síntoma de inestabilidad emocional, según un estudio reciente de la Baylor University (EEUU). Un estado que fácilmente puede conducir a la adicción al teléfono, uno de los males de los tiempos que corren.
El estudio también evidencia que las personas más tímidas e introvertidas son las que corren menos riesgo de caer en esta adicción.
8. Las ‘selfies’
Los autorretratos revelan, según una investigación de la Nanyang Technological University (Singapur), todo un mundo de lenguaje no verbal a los investigadores:
- Las personas más amigables acostumbran a fotografiarse desde abajo
- Los más escrupulosos apenas muestran el espacio en el que están
- Los extrovertidos y abiertos a nuevas experiencias aparecen en actitudes positivas
- Los neuróticos acostumbran a poner cara de pato
9. En la mesa
Nuestra personalidad se expresa en la mesa, en la forma en cómo comemos. Quienes comen sin prisas, saboreando y masticando cada bocado a conciencia, son personas controladoras, seguras de sí mismas y que saben cómo apreciar la vida, revela un experimento de Food-ology.
Los que engullen sin apenas masticar son individuos acostumbrados a hacer mil cosas a la vez, competidores sanos y con la cabeza que piensa a la velocidad de la luz. En las relaciones suelen anteponer los intereses de los demás a los suyos, a la vez que necesitan gozar de espacio propio.
Hay quien organiza los alimentos por colores, tamaños u origen, entonces estamos ante alguien que necesita el orden y la limpieza para vivir tranquilo. En el trabajo son personas organizadas, pero poco resolutivas ante situaciones imprevistas y estresantes.
En la mesa se manifiestan los controladores, los quisquillosos, los aventureros, los competidores o los planificadores”
Los aventureros adoran probar alimentos y platos nuevos. Son personas que no se aburren, arriesgadas y extrovertidas que suelen gustar a todo el mundo, en las antípodas de los aislados.
En este caso se trata de individuos que siempre comen lo mismo, un alimento tras otro, sin mezclar. Su personalidad es analítica, detallista, metódica, y puede rozar la rigidez si se lleva a un extremo
Tampoco coinciden con los aislados aquellos a quienes les gusta mezclar la comida. Todo con todo, sin reparo. Se trata de personas fuertes, amigables y responsables, aunque puede que en el trabajo les falte sentido práctico para saber priorizar.
Los que sorben y mastican con la boca abierta y haciendo ruido también denotan una personalidad. En este caso se trata de personas despreocupadas, a las que no importa lo que los otros puedan pensar de ellas. Perfiles francos y directos que no siempre gustan a todo el mundo.
Al planificador no le gustan los imprevistos y en la mesa es el tipo que corta y prepara los alimentos antes de empezar a comer. Acostumbra a vivir en futuro, le cuesta estar en el aquí y ahora y disfrutar.
Finalmente, el quisquilloso necesita saberlo todo sobre lo que se va a llevar a la boca. Se crece en su zona de confort y no acostumbra a arriesgar, aunque ello no le impide ser curioso.
lavanguardia
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