Cuántas veces has sentido estrés, preocupación o ansiedad? cuántas de esas veces comiste solo para sentir alivio?
En algunas ocasiones más de alguno se ha refugiado en la comida, pero cuando esto se convierte en un hábito, se vuelve imparable, y es cuando se comienza a depender totalmente de la comida para satisfacer nuestras necesidades emocionales.
Si a ti te pasa esto frecuentemente, y quieres cambiar ese hábito compulsivo, pon atención a lo siguiente porque existe una técnica efectiva para lograr controlar ese impulso sobre la comida, y aquí te lo explico cómo.
Alguna vez te has puesto a pensar, por qué tenemos el deseo de comer?
Pareciera una pregunta obvia y natural, y la mejor respuesta es simple: comemos porque tenemos hambre.
Está claro que comer es un acto fisiológico necesario, sin embargo el deseo de comer puede estar influenciado por muchas causas, y la mayoría de estas no son fisiológicas sino emocionales.
Buscamos canalizar esa emoción de ansiedad o frustración a través del acto de comer (pensando que tenemos hambre).
En el simple acto de comer y seleccionar tus alimentos influyen varios factores que todos conocemos, como: hambre, apetito (antojo), ingresos y la disponibilidad del alimento.
Pero adicionalmente influyen tus emociones, estado de ánimo y sensación de estrés o ansiedad.
La comida puede convertirse en un alivio temporal a un problema, sentimiento o emoción mucho más profundo.
Esto pasa porque después de saborearla, tu cerebro secreta varias sustancias poderosas que producen placer (como la dopamina).
Esta recompensa es tan poderosa, que tu cerebro buscará cualquier oportunidad para motivarte a comer ese alimento que produce placer, es más el simple hecho de pensar en ese alimento o simplemente en el sabor hará que el cerebro tenga una sensación placentera.
Las cosas se complican cuando tu cerebro asocia este alimento o simplemente el hecho de comer con una emoción o sensación negativa. Por ejemplo: “estar triste y comer chocolates” “sentir estrés y comer galletas” “tener ansiedad y comer de todo y en gran cantidad”.
Es por este motivo que comer emocionalmente se convierte en un hábito.
Cómo podemos diferenciar el hambre emocional del hambre fisiológica?
Comer algo simplemente por antojo, no es lo mismo que comer emocionalmente. Todos tenemos “antojos” por ciertos alimentos de vez en cuando, pero el comportamiento está controlado debido a un factor de saciedad. Además el antojo no involucra estados de ánimo y tampoco es una conducta repetida.
Una forma de saber si tú comes emocionalmente es contestando las siguientes oraciones con un sí o no. Se trata de un test profesional y puede ayudarte a identificar el problema.
Me siento fuera de control en presencia de comida deliciosa
Cuando empiezo a comer, pareciera que no puedo parar
Es difícil para mí dejar comida en el plato
Cuando se trata de comida no tengo fuerza de voluntad
Me siento tan hambriento que no puedo controlarme
No puedo saciarme con facilidad
Continuamente tengo pensamientos de preocupación sobre comer o no comer
Hay algunos días en los que no puedo pensar en nada más que en comida
La comida esta siempre en mi mente
Este test fue tomado de un estudio que desarrolló un índice para detectar el hábito de comer basado en la recompensa. Esto quiere decir, el hábito de comer basado en la gratificación instantánea o el alivio temporal de alguna emoción.
Tu cerebro asocia una emoción o sentimiento con una recompensa poderosa.
Además de esta sustancia secretada que genera placer, la sensación de llenura que se experimenta después de comer en grandes cantidades, también puede convertirse en una recompensa que desencadena un hábito imparable conocido como: “comer compulsivamente” o “comer emocionalmente”.
El hábito de comer emocionalmente se desencadena como un acto reflejo ante algún estímulo determinado como tristeza, estrés o ansiedad.
Primero tenemos un estímulo que nos motiva a comer, hasta encontrar finalmente la recompensa. La única forma de cambiar la rutina de comer emocionalmente es reconocer que nos motiva a hacerlo y buscar otra rutina que nos permita obtener la misma recompensa.
Por qué es importante cambiar ese hábito cuanto antes?
Fisiológicamente hay una afectación obvia, pero a nivel emocional existen consecuencias graves y es precisamente en este nivel donde se encuentra la raíz del problema. Entonces, como cualquier otro hábito dañino (como el cigarro), es sumamente importante cambiarlo, ya que comer emocionalmente inevitablemente nos conduce a tener sobrepeso u obesidad y en otros casos, a desarrollar otros trastornos alimenticios severos, perjudicando nuestra salud.
De hecho este hábito de comer emocionalmente fuera de control, tiene el potencial de comprometer las vías de recompensa del cerebro similares a los de las drogas.
Si el hábito está fuera de control es importante que busques la ayuda de un profesional que te evalúe de cerca.
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