Desde pequeños nos enseñaron que llorar era natural y es importante hacerlo para desahogarnos (o idealmente así debería ser), sin embargo, lo que probablemente no te dijeron es que no siempre las lágrimas se ligan a una emoción.
Llorar es parte de nuestra vida cotidiana: lloramos cuando estamos tristes, pero también cuando nos gana la emoción o felicidad; con una película, un libro o una canción; cuando nos despedimos de alguien y cuando nos reencontramos. De hecho, llorar 1 vez a la semana es benéfico para tu salud.
Las lágrimas han estado presentes en muchos momentos de nuestra vida, sin embargo, lo que quizá nunca te has puesto a pensar es si existen diferentes tipos, pues a veces nos olvidamos de que no únicamente aparecen como respuesta a un sentimiento.
Las lágrimas de las que nadie se salva
Seguro conoces a alguien que se hace el o la fuerte y dice no derramar una lágrima por ningún motivo, pero ¡miente! Independientemente de que debe haber algo que la conmueva, la realidad es que, al menos que sufra de una enfermedad como el Síndrome de Sjödren, debe secretar al menos un tipo de lágrimas: las basales.
De acuerdo a la Academia Americana de Oftalmología, éstas son las que se encargan de mantener lubricado y nutrido al ojo, además de proteger a la córnea. De alguna forma, son el impermeable del ojo para protegerse de la mugre y residuos, por lo que están permanentemente en él.
Lágrimas con un culpable
Y no necesariamente tu ex o quien te hizo enojar. Más bien tiene que ver con las producidas cuando un cuerpo extraño se mete en el ojo (si te pasó, te decimos qué hacer si se te mete una basurita), pero también como respuesta a estímulos como la cebolla o incluso los contaminantes, y su nombre es lágrimas reflejo.
Su función es limpiar los irritantes, gracias a que contienen anticuerpos que ayudan a combatir las bacterias y gérmenes, por lo tanto, se producen en mayor cantidad cuando los ojos reconocen una “amenaza”.
Lágrimas que tienen nombre
Este tipo de lágrimas no sólo se relaciona con personas, sino con emociones, de ahí que hayan sido nombradas emocionales, pues se producen a partir de la alegría, tristeza, miedo e incluso coraje.
Contrario a lo que muchos defendemos al decir que nuestras mascotas lloran con sentimiento, estudios señalan que somos el único animal que las genera como una respuesta emocional o social, o al menos le da ese contexto, siendo la primera el llamar la atención y expresar incomodidad o dolor cuando somos bebés.
Científicos han manifestado que, mientras las lágrimas reflejas tienen anticuerpos, las emocionales contienen proteínas y hormonas que no se encuentran en los otros tipos, como una forma del cuerpo para deshacerse de las últimas.
Pero de lo que no queda duda, es que sacar esas lágrimas emocionales, libera la carga emocional, mental y hasta física. En ese sentido, un estudio realizado por la Universidad de Tilburg, en Holanda, encontró que los voluntarios que lloraron después de mirar películas emotivas, reportaron una mejora significativa en su estado de ánimo, al cumplir un papel catártico.
Si alguna vez te habías preguntado si toda la vida producimos la misma cantidad de lágrimas, debes saber que no, al menos no de las basales, pues conforme envejecemos la producción se va haciendo más lenta, de ahí la aparición del ojo seco, aunque éste también se puede dar por otras razones. Conoce más sobre él y sus riesgos.
Recuerda que su función más importante es cuidar y lubricar tus ojos, aunque también liberar tu alma.
SALUD180
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