Al ver a una pareja con edades muy diferentes, nuestros prejuicios sociales pueden hacer que malinterpretemos la razón por la que están juntos. No obstante, lo que busca una persona en alguien más mayor o menor es algo exclusivamente personal y, aunque puede haber problemas y dificultades en la relación, lo que realmente importa es la felicidad de la pareja.
Según la cultura popular, el amor no tiene edad. Y es que mucha gente afirma que, en cuestiones de relaciones, no importa que exista una gran diferencia de edad.
Sin embargo, otros creen que, cuando hay una pareja cuyas edades distan en muchos años, las intenciones y motivaciones van más allá del propio amor que pueda haber entre ambos, por lo que la relación no sería tan auténtica.
Este último razonamiento no es más que el resultado de un estereotipo, porque lo más común y lo socialmente más aceptado es una pareja cuyas edades no difieran más allá de los cinco años. No obstante, igual que cada pareja es única, las razones por las que están juntos también son diferentes.
Lo primero y más importante es entender que el papel de la diferencia de edad en la pareja no es igual entre una persona joven y otra adulta, que entre dos personas ya adultas.
Cuando uno de los miembros es adolescente o muy joven y el otro ya adulto y se llevan diez o veinte años puede haber más dificultades, pues están en etapas de la vida y del desarrollo muy distintas: los niveles de madurez son tan diferentes que el adulto puede llevar todo el peso de la relación, convirtiéndose más en una figura paterna o materna, e impidiendo, no siempre intencionadamente, la relación del otro con personas de su edad.
Estos problemas pueden no presentarse en una pareja cuyos miembros se llevan muchos años, pero en la que ambos son adultos. Las diferencias no serán tan grandes, y podrán compartir responsabilidades y un proyecto conjunto.
Cuando vemos una pareja en la que él es mayor y ella muy joven, siempre pensamos que es una cuestión de dinero para la mujer y de volver a sentirse joven para el hombre. Sin embargo, hay otras muchas explicaciones:
Hay personas que buscan una pareja con un perfil más de cuidador y protector, muy cercano a la figura paterna o materna.
Esto puede sacar a relucir una personalidad insegura y dependiente, buscando la necesidad de que alguien se responsabilice de él, más que una relación íntima propiamente dicha.
Por el otro lado, muchos profesionales creen que, para ciertas personas, la búsqueda de una pareja menor tiene que ver con una necesidad de control y dominio de la relación.
Otro perfil es el de la persona que se siente atraída por la experiencia, la madurez, la seguridad, la estabilidad o incluso la sabiduría; todas características atribuidas normalmente a las personas más mayores.
Obviamente, en el otro sentido también se buscan muchas cosas. Muchos adultos se sienten atraídos por personas más jóvenes, llenas de alegría y vitalidad, que les hagan recordar sus propios tiempos de juventud.
Suelen ser personas que valoran, por encima de todo, la belleza física del otro, potenciando su propia autoestima.
Y, por supuesto, muchas veces la cuestión es simplemente una comunión de valores e ideas; es decir, no siempre los perfiles son los mencionados, sino que, en ocasiones, las personas con mucha diferencia de edad tienen más cosas en común de las que podríamos creer en un principio.
Aún cuando la relación puede ser muy positiva y ambos están de acuerdo en lo que cada uno busca en el otro, hay ciertos problemas que pueden presentarse en la pareja:
El estilo de vida. Si la distancia entre edades es muy amplia es posible que ambos tengan distintas motivaciones, aficiones o incluso amistades cuya diferencia puede potenciarse con el tiempo.
Es importante compartir tanto actividades como ideas o convicciones que sean vuestras y no se vean perjudicadas con la edad, pero también adaptarse a los cambios inevitables que se produzcan.
Los celos. Es probable que la persona mayor pueda sentir celos de personas con edades más cercanas a la de su pareja que puedan poner en entredicho su atractivo o su capacidad sexual.
Lo ideal es no dejarse llevar por estas ideas, que pueden convertirse en obsesiones que acaban boicoteando y destrozando la relación.
El sexo. Cuando la pareja es más joven quizá éste no sea el problema, pues puede ser incluso una ventaja. Sin embargo, en edades avanzadas las relaciones sexuales cambian, y hay que adaptarse a ellas.
Es posible que el deseo y la propia capacidad se reduzcan, pero siempre se puede llegar a un ajuste entre ambos.
Como en todas las parejas, lo importante no es no tener problemas, sino saber afrontarlos y solucionarlos.
La clave es saber qué quiere el uno del otro y disfrutar de la relación lo máximo posible; no olvides que, al fin y al cabo, la edad no es más que un número, y la importancia que tiene es la que le da uno mismo.
elportaldelhombre
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