"Sin celular no hay verano", parece ser el leitmotiv de los cientos de chicos y chicas que llenan Playa Grande en Mar del Plata y que no se alejan ni por un minuto del teléfono. Instagram, Snapchat, Facebook y Tinder, las aplicaciones en las que más batería gastan los millennials en la playa.
"Facebook ya no se usa y la historia del Whatsapp quedó en el pasado, es muy reducida, es sólo para gente conocida. Antes de pedir el número ahora es pedir el Insta, entonces tenés más idea de qué personalidad tiene esa persona", dicen los jóvenes entrevistados.
"La historia ayuda muchísimo para saber donde sale la persona que uno quiere enterarse", sobre otro de los usos de Instagram, pieza clave. Pero la Historia en la aplicación dura sólo 24 hs. por lo que el chequeo tiene que ser constante, lo fugaz es lo que prima, un recurso heredado de Snapchat, otra de las vedettes de la temporada.
Se sacan fotos y se suben en el momento, después a la noche se juntan con los amigos y hacen un conteo a ver quién tiene más ranking en el día", una de las competencias puertas adentro, en la que también la red social es soporte y estrella indiscutida.
Nada es casual. Detrás de una foto frente al mar, se esconden varias elecciones: la de la mejor captura, el filtro que más favorece, la hora de la publicación no es una circunstancia y el lugar tampoco. Nunca se olvida poner la geolocalización, como tampoco el hashtag y las etiquetas. No se está publicando una imagen, se está publicando información. Se mira 5 o 6 veces antes de subirla, se pone el color, se saca el color, algún filtro.
Está desmayado sobre la arena. La noche hizo finalmente efecto y se durmió con la cabeza doblada contra la mochila. No le importa lo que pasa a su alrededor porque sabe que ahí, en el mundo físico, en el cercano, no es donde se libra la verdadera batalla. Arriba del pecho, bien cerca de la barbilla, tiene el celular, la llave que lo conecta a lo largo y ancho de la playa, con conocidos y desconocidos, con todo lo que puede soñar.
La realidad es que el celular, ni bueno, ni malo, responde a nuevas formas. Antes se leía en la reposera las revistas de la farándula, hoy los protagonistas somos nosotros mismos, nuestros conocidos, los que nos rodean. Producimos contenido en nuestro propio reality show para todo el que lo quiera ver. Cada vez hay más información disponible, al alcance de un like, la chica o el chico que nos enamore este verano ya no es necesario que esté cerca, que la fortuna lo haga venir a a la misma playa, ni que se anime a sacarnos charla. Solamente que llegue a nuestro perfil y que nosotros hayamos dejado pistas suficientes.
Infobae
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