"Se le escapó la tortuga", "Ese huevito quiere sal" y otras de las expresiones más curiosas e ingeniosas de los latinoamericanos y los españoles (y de dónde vienen)
En el lenguaje cotidiano de los latinoamericanos y los españoles abundan las frases creativas que reflejan las peculiaridades de nuestra idiosincrasia.
Quizás sean difíciles de entender para los foráneos o incluso para los que viven en países vecinos que hablan el mismo idioma, pero en una sola sentencia suelen decir mucho de una situación o un individuo.
Muchas son agudas observaciones de la realidad y del comportamiento humano. Algunas son pícaras o tienen doble sentido. Otras requieren cierto conocimiento de la historia, la cultura y hasta la flora y fauna locales para entenderlas. Unas cuantas surgen del deporte y del arte culinario. Y no pocas remiten a personajes famosos.
Estas expresiones pueden producir una sonrisa o invitar a la complicidad. O bien instigar la resignación.
Se le escapó la tortuga"
Aunque su origen exacto se desconoce, esta frase fue popularizada por el astro argentino del fútbol Diego Maradona.
"El 10" se inspiró en un hecho político casi surrealista, ampliamente reportado por la prensa de Argentina, que protagonizó el embajador de EE.UU. en Buenos Aires, James Cheek, durante el gobierno de Carlos Menem (1989-1999).
Resulta que un día al hijo de 11 años de Cheek se le perdió su mascota -una tortuga llamada Spike- en una hacienda, y el diplomático puso a todo el servicio secreto a buscar al animal. Sólo pudieron encontrar a Spike dos semanas después: se había alejado unos 2 km de la propiedad.
Maradona usó por primera vez la expresión en 1993 para referirse al entonces presidente Boca Juniors y hoy jefe de Estado de Argentina, Mauricio Macri, en medio de una polémica sobre el manejo del club más popular del país.
La frase se refiere a alguien lento, poco despierto, sin muchas luces, a quien se le escapan oportunidades de las manos de la forma más inverosímil.
En México existe un dicho similar: "A ese güey se le fueron las cabras al monte".
No contento con el dicho original, Maradona, hizo una nueva jugada con la expresión para hablar de alguien aún más tonto: "Se le escapó la tortuga renga".
"Le faltan un par de jugadores"
Siguiendo con el mundo futbolístico y las referencias a la falta de perspicacia, esta frase es muy usada en Argentina para referirse a una persona que no está en sus cabales, no razona y hasta es algo tonta: un equipo de fútbol incompleto no funciona bien.
La expresión tiene variantes como "No le llega el agua al tanque" (en alusión a la falta de irrigación sanguínea del cerebro) o "No tiene los patitos en fila" (las aves no siguen ordenadamente a su madre).
Claro que no es una apreciación propia de Argentina: hay frases semejantes en otras parte del mundo hispanohablante.
En Chile la usan así: "Le faltan gramos para el kilo". Y en España de esta manera: "Le falta un hervor". En estos últimos dos casos tenemos en claro que al lector no le faltan jugadores y nos ahorramos la explicación.
"Ese huevito quiere sal"
Esta expresión picante es muy popular en Chile, pero también en Colombia. Se utiliza para señalar a una persona que tiene un interés amoroso o sexual en el que dice la frase o en su interlocutor.
Lo más probable es que tenga su origen en España, donde dicen "Ese huevo quiere sal" o "Ese huevo pide sal".
Aunque su uso en sentido pícaro es el más común entre los españoles, también puede aludir a un individuo que está buscando algo, sea lo que fuere.
"Le faltan dos telediarios"
La cercanía de la muerte inspiró está frase muy común en España, dedicada a quien le queda poco tiempo en este mundo: que le falten dos telediarios significa que está a punto de pasar al otro lado.
En Argentina acotarían que esa persona "está más cerca del arpa que de la guitarra", siendo el arpa un instrumento celestial y la guitarra uno terrenal.
Pero si la persona ya abandonó este mundo, en México dirían que "chupó faros".
Esta expresión viene de la época de la Revolución Mexicana (1910-1920), cuando a los condenados a muerte se les permitía, como cortesía, fumar un último cigarro antes de se les aplicara la pena capital. Y Faros era la marca de tabaco más popular en aquel momento.
Menos terminante -o terminal- que las anteriores es esta locución tragicómica que también proviene de México: "Me cargó el payaso". Cuando alguien la pronuncia, significa que algo salió mal o se arruinó.
Hay distintas hipótesis sobre la procedencia de este enunciado, pero muchos afirman que recuerda a los payasos de los rodeos -los espectáculos con toros- que terminaban acarreando a los vaqueros cuando estos resultaban heridos.
En Colombia, en cambio, cuando alguien fracasa en algo se lo sentencia así: "Le fue como a perro en misa".
"Tengo la jeta redonda de decir oro"
Otra de las tantas contribuciones de Colombia y tiene su origen en la televisión.
Trino de Epaminondas Tuta fue un personaje de unas las principales comedias colombianas, "Don Chinche", que se emitió en la década de los 80. Era el hermano celoso de la novia del protagonista, la señorita Elvia.
Pero se volvió más popular cuando se emitió un spin-off de aquel programa, "Romeo y Buseta", en el que el señor Tuta era el patriarca de una familia que era propietaria de una flota de buses.
Comerciante y amante del dinero, siempre que quería resaltar su capacidad económica proclamaba: "Tengo la jeta redonda de decir oro, oro".
Hoy los colombianos la usan con tono bromista cuando, por ejemplo, tienen dinero fresco en sus bolsillos o en sus cuentas bancarias.
Entre las referencias al valor de las cosas, también existen expresiones como ésta, muy común en España: "Vale un Potosí", para señalar que algo es muy caro.
Alude a la ciudad boliviana que en la época del imperio español dependía del Virreinato del Perú, símbolo de la riqueza que llegaba a Europa desde América.
"Los choritos me los como con limón"
Si de frenar a presumidos como el señor Tuta se trata, Chile tiene una solución creativa que emerge de las aguas de Oceáno Pacífico: el chorito, choro o mejillón.
Estos moluscos bivalvos son uno de los platos preferidos de los chilenos, que con frecuencia los comen con limón.
La expresión significa más o menos esto: no te hagas el vivaracho que yo soy más vivo que tú.
También en Chile, una frase más literal incita a lo contrario, a espabilarse: "Menos Pavarotti, más Vivaldi".
"Se formó un arroz con mango"
Continuando con el motivo culinario, esta expresión que es muy común en Cuba y Venezuela se remite a una combinación de ingredientes que nadie mezclaría y que ofende el paladar, para describir algo incongruente y descabellado; un lío, una confusión.
Los mangos también dan sabor a otra frase de los cubanos y venezolanos: "Se acabaron los mangos bajitos".
El "mango bajito" es algo sumamente fácil, como cuando la fruta se encuentra a una altura alcanzable en el árbol. Pero cuando alguien expresa que esos mangos cómodos se terminaron, significa que la situación se ha puesto más difícil.
"Se cree la última chupada del mango / la última Coca Cola del desierto"
La comida parece ser un asunto recurrente en las alocuciones ingeniosas de los iberoamericanos.
Estas dos variantes de la misma frase se escuchan en Perú. Se emplean para hablar de personas presumidas, arrogantes, que se creen más que los demás.
En Chile dirían: "Se cree la última chupada del mate" o "Se cree el hoyo del queque (pastel)". Esta última expresión también se oye en Bolivia.
"Cachicamo diciéndole a morrocoy conchudo"
Esta es una de las tantas sentencias brillantes que requieren cierto conocimiento cultural -o más bien científico- para poder comprenderlas.
Oriunda de Venezuela, esta frase denuncia que alguien no tiene autoridad para achacarle un defecto a otra persona, porque también lo posee. Algo así como "quién eres tú para decir eso".
El cachicamo es un armadillo que se encuentra en Venezuela y Colombia, mientras que el morrocoy es una tortuga terrestre de patas rojas común en toda Sudamérica.
Las dos especies poseen caparazones fuertes, así que ninguna puede acusar a la otra de ser "conchuda". Ambas lo son.
La fauna sudamericana también asoma en esta frase peruana: "Otorongo no come otorongo". Es decir: jaguar no come jaguar. La frase se utiliza en un contexto específico (la impunidad en la política), cuando el Congreso no sanciona a un legislador que ha hecho algo mal.
"Los de afuera son de palo"
Otra apreciación de los latinoamericanos sobre los otros. Se atribuye al gran Obdulio Varela, el famoso capitán de la selección de Uruguay en el Mundial de Brasil de 1950.
Varela dijo la frase en el estadio de Maracaná, en Río de Janeiro, durante la final del torneo en el que la Celeste enfrentaba al equipo anfitrión, luego de que los uruguayos recibieran el primer gol del encuentro.
Lo hizo tras señalar al público, 200.000 espectadores mayoritariamente simpatizantes de Brasil, para dejarles en claro a sus compañeros que lo que realmente importaba era lo que ocurría dentro de la cancha, no fuera de ella.
Al parecer la arenga dio resultado, porque Uruguay acabó venciendo a la canarinha por 2 a 1, en uno de los mayores batacazos de la historia del fútbol, recordado como el "maracanazo".
Hoy la alocución "los de afuera son de palo" se emplea cuando se quiere resaltar que quienes están por fuera de una situación o una acción no tienen relevancia alguna.
La expresión también se usa ampliamente en Argentina.
"Me hace lo que el viento a Juárez"
Por último, una expresión que apunta a la inmutabilidad, la resistencia o la capacidad de adaptación de los latinoamericanos ante la realidad cambiante o la adversidad.
La frase se refiere a uno de los héroes más reconocidos de México, el ex presidente Benito Juárez (1858-1872), aunque hay versiones divergentes sobre su origen.
Unos dicen que recuerda un episodio de su infancia, cuando sobrevivió a un ventarrón que lo sorprendió a bordo de una canoa a mitad de una cacería.
Otros afirman que se refiere a un mural donde Juárez aparece bien peinado mientras a su espalda ondea una bandera.
En todo caso, cuando un mexicano usa estas palabras quiere decir que se cree inmune a críticas, enfermedades o amenazas. Como Juárez ante el viento.
Hay enunciados similares en otros países latinoamericanos, pero que añaden una pizca de resignación. Se refieren a la aceptación de un defecto/revés en situaciones o personas con defectos/reveses previos.
En Venezuela exclamarían: "Una raya más pal' tigre", y en Chile: "Qué le hace el agua al pescado".
BBC
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