Atender a la víctima o al agresor? La Comunicación No Violenta como opción al maltrato familiar
Son muchos los casos diarios de violencia hacia la mujer en el mundo. Muchas mujeres diariamente piden auxilio para controlar una situación de violencia doméstica en sus casas, que se ha salido de las manos.
Esta situación nos lleva plantearnos algunas preguntas:
Está preparado el estado para auxiliar a esta cantidad de mujeres en este tipo de situación? O planteado de otra manera De qué manera prepara el estado a las mujeres y hombres para poder resolver por sí mismos esta situación? , aún más allá Cómo nos preparamos hombres y mujeres para aprender a manejar la violencia en nuestro trato y comunicación?
Seguramente a muchas de las mujeres que piden ayuda se las asesora legalmente y psicológicamente. Ya no hace diferencia de status social o educación u origen...
Qué factores explican la situación de violencia de género en una sociedad?
La violencia es una situación sistémica, parecida a la corrupción, las estructuras la permiten, legitiman y reproducen, es un problema cultural, pero también institucional. Y hay un factor crucial que generalmente no se toma en cuenta en el diseño de políticas contra la erradicación de la violencia de género, ese factor es que generalmente no se plantea trabajar con los agresores.
Se atiende a la mujer, se le habla de prevención, se le habla de concientización, y cuando ya ha sido “victima”, se le atiende legal y psicológicamente, pero dónde queda en este proceso el agresor?.
Es como tener un motor formado por varias piezas, una de ellas, por su mal funcionamiento es la que generalmente afecta a las otras, y en vez de enfocarnos a cambiar la pieza que afecta al motor, nos enfocamos a cambiar el resto de las piezas que son afectadas.
Los agresores son personas, cuyo comportamiento violento indica que hay en él o ella una serie de necesidades irresueltas. Y esto de construye la manera en la que concebimos a las personas violentas.
La violencia, es la incapacidad para resolver los problemas hablando, cuando alguien recurre a la violencia, es entre otras cosas, porque carece de las capacidades y las herramientas para resolver conflictos, incluyendo los propios y llega un momento en que se siente tan frustrado, incapaz o desprotegido, que insulta, agrede o golpea.
Por otro lado las mujeres también utilizamos un lenguaje que genera conflicto y detonamos la violencia a través de la manera en la que nos dirigimos al otro y en vez de moderarla, la agravamos. Es un lenguaje que juzga, que califica, que compara, que generaliza, que culpa. Este lenguaje nos hace vivir en una sociedad de violencia normalizada.
Desde pequeños somos educados con violencia, se nos educa a base de golpes, gritos, pellizcos; se nos enseña a callar, a no expresar nuestros sentimientos porque hay una autoridad y hay que obedecerla ciegamente. Recibimos violencia en las escuelas, en los trabajo, de los medios de comunicación a través de videos, películas, telenovelas, series. A este lenguaje se le llama el “lenguaje del chacal”.
Es un lenguaje que creemos normal, pero siempre genera barreras en la comunicación y propicia el escalamiento en los conflictos hasta llegar a situaciones incontrolables.
Es por eso que para atacar la violencia en todos los contextos es imprescindible dotar de herramientas y capacidades para prevenir y resolver conflictos a hombres y mujeres por igual. Se debe trabajar tanto con victimas tanto como con agresores.
Cómo puede ayudar la Comunicación No Violenta?
La Comunicación No Violenta es un enfoque de la Comunicación desarrollado por el Dr. en Psicología Marshall Rosenberg; fundador del Centro para la Comunicación No Violenta (CCNV) a través del cual se imparte cursos alrededor del mundo en más de 65 países y al cual están inscritos facilitadores en todos los continentes.
Por ejemplo en algunos países de Europa es parte de las políticas públicas para prevención de la violencia; en Israel se imparte en escuelas y centros de atención a la niñez.
La CNV ofrece herramientas para resolver conflictos y disputas en todos los niveles y prevenir la violencia. Ofrece un tipo de lenguaje pacífico y empático. Busca fortalecer las relaciones en todos los ámbitos a través de la práctica de dos habilidades, la asertividad y la empatía. El objetivo es lograr una transformación en la manera en la que nos comunicamos a través de dotarnos de herramientas para reestructurar nuestra forma de relacionarnos con los demás y que las reacciones de resistencia, defensa y violencia se vean reducidas.
Ofrece varias herramientas para este propósito. Primero enseña a reconocer el lenguaje del conflicto o lenguaje del chacal, para saber reconocer cuando podemos generar conflictos. Enseña herramientas para desarrollar un lenguaje pacifico. Enseña a observar y expresar sin evaluar, evitando todo juicio; enseña a expresar libremente sentimientos y necesidades; enseña a tomar responsabilidad sobre nuestras acciones y decisiones; enseña a realizar peticiones de manera positiva; enseña a crear y desarrollar empatía, a manejar el enojo y la ira y a ser conscientes del uso de la fuerza.
La lucha contra la violencia nos corresponde a todos por igual, gobiernos y sociedad y la violencia de género no tiene sexo, la pueden sufrir tanto hombres como mujeres. Nos toca a todos prepararnos y saber reconocer expresiones que generan violencia en nuestra vida diaria, en nuestro trato con los demás, así como fijar límites bien claros en cuanto lo que se tolerara en casa.
Desafortunadamente mientras las políticas contra la prevención de violencia no incluyan a los agresores y no se tengan medidas claras de reeducación que impacten a toda la sociedad por igual, poco se podrá avanzar y recurrentemente estaremos enfrentándonos al crecimiento de cifras, tal como lo estamos viendo.
lizettesandoval
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