martes, 5 de junio de 2018

Cómo ven los hombres a las mujeres tatuadas?

Posted By: CLAUDIA CORIN - junio 05, 2018

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Un fascinante estudio muestra cómo reaccionan los hombres ante mujeres tatuadas
Una amplia investigación muestra que los hombres son sensibles a una serie de señales físicas en la mujeres, como un ratio de cintura/cadera bajo, senos más grandes, ropa provocativa, o que vistan de color rojo.

Pero de acuerdo con el psicólogo Nicolas Guéguen de la Universidad de Bretaña-Sur (Bretagne-Sud), la investigación también manifiesta otra sensibilidad: los hombres tienden a sobreestimar las intenciones sexuales de las mujeres.

Dicho de otra manera, los hombres tienden a pensar que las mujeres tienen un interés sexual más alto del que realmente tienen.
En comparación con otras señales físicas, indica Guéguen, la investigación sobre cómo reaccionan los hombres ante mujeres con tatuajes es muy poca.
En Francia, donde tiene su sede Guéguen, el 12% de las mujeres tienen algún tatuaje. En EEUU, la cifra es de aproximadamente el 23%.

Los pocos estudios que se han centrado en la percepción masculina de las mujeres tatuadas han encontrado que estas mujeres son vistas generalmente de manera negativa.
Un estudio, por ejemplo, pidió a un grupo de hombres evaluar a una mujer de 24 años que veían en una fotografía con una serie de características personales. A algunos se les mostró la foto de la chica con un dragón negro tatuado en su brazo izquierdo y a otros se les mostró sin el tatuaje. Cuando los hombres vieron a la mujer con el tatuaje la juzgaron como menos atlética, menos motivada, menos honesta, menos generosa, menos religiosa y menos artística en comparación cuando aparece sin tatuaje.

Y además Guéguen descubrió otro dato muy curioso: No solo los hombres veían a las mujeres tatuadas menos atractivas, también más promiscuas.

Son realmente las mujeres tatuadas más promiscuas?
Guéguen realizó una encuesta en Francia entre mujeres tatuadas y perforadas y encontró que tendían a tener su primer relación sexual a edades relativamente jóvenes.
Pero lo que esta investigación no pudo determinar era si las mujeres con tatuajes y piercings estaban más interesadas en el sexo o si se debía a que habían recibido más solicitudes sexuales por parte de hombres.

Ante esta falta de claridad, se dispuso a investigar las respuestas de los hombres a las mujeres tatuadas. Se llevó a cabo un estudio en dos partes:

El primer estudio analizó si los hombres se acercan con más frecuencia a las mujeres tatuadas que a las no tatuadas.
El procedimiento se inició con asistentes encubiertas de la investigación, que llegaban en solitario a una de las 60 playas del suroeste de Francia. Se les instruyó para que encontraran un área donde hubiera muchos jóvenes presentes, y extender su toalla ahí. Una vez allí, se acostaban boca abajo y leían un libro o una revista (Guéguen escogió intencionalmente esa actividad porque había comprobado que el 85% de las mujeres que estaban solas en la playa hacían eso cuando descansaban en sus toallas).

Todas estas mujeres llevaban el mismo traje de baño rojo de 2 piezas pero algunas también llevaban un tatuaje de una mariposa en la parte baja de la espalda (el tatuaje era una mariposa debido a que una encuesta de cinco salones de tatuajes populares indicó que se trataba de un diseño común elegido por las mujeres).

Después de 220 observaciones -110 a mujeres tatuadas y 110 a mujeres no tatuadas- se llegó a los siguientes resultados:

Cuando las mujeres llevaban tatuajes fueron solicitadas por los hombres el 23.67% de las veces, mientras que a las mujeres no tatuadas se les solicitó el 10% de las veces.
Los hombres también establecieron el contacto con las mujeres tatuadas más rápido que con las no tatuadas: un promedio de 23’61 y 34’78 minutos respectivamente (una diferencia de más de 11 minutos).

El segundo experimento que evaluaba las reacciones masculinas ante mujeres con y sin tatuajes fue así.
El procedimiento fue idéntico al primero e incluyó los mismos cómplices femeninos. Pero esta vez también había un cómplice varón, que jugaba el papel principal.

10 minutos después de que la cómplice femenina se acostara a leer, el cómplice masculino se acercaba a algún chico que estaba cerca y le preguntaba si podía responder a ciertas preguntas sobre alguna chica “en algún lugar de la playa”. Sólo se preguntó a chicos que ya estaban en la escena antes de que llegara la cómplice femenina y se les informó que era para un estudio universitario en relaciones amorosas.

El entrevistador señaló a la cómplice femenina y dijo a los entrevistados: “¿Ves a esa chica? Quiero hacerte un par de preguntas relativas a ella. Mírala con atención”. Al mismo tiempo, la cómplice femenina simplemente leía acostada en su toalla.
El entrevistador esperó 10 segundos y luego le preguntó al participante qué probabilidad creía que tenía de tener una cita con ella si se presentaba la ocasión -y la probabilidad de tener relaciones sexuales con ella en la primera cita. Esa probabilidad se midió en una escala de 9 puntos y al igual que en el experimento anterior se alternaban mujeres con el tatuaje de la mariposa y mujeres sin tatuar. En total hubo 220 pruebas con mujeres tatuadas y 220 pruebas con mujeres sin tatuar.

Resultados
De acuerdo con sus expectativas, los bañistas masculinos pensaban que su probabilidad de tener una cita o mantener relaciones sexuales con las cómplices femeninas tatuadas era significativamente mayor que con las no tatuadas.

Extrapolando este resultado, Guéguen afirmó que las mujeres tatuadas son vistas como más promiscuas.

Estos resultados se suman a las múltiples evidencias que muestran cómo los hombres valoran los atributos físicos de las mujeres cuando las juzgan o interactúan con ellas. Un grueso de la investigación indica que los hombres exaltan la belleza a largo plazo y el sexo a corto plazo. También muestran además que utilizan diversos aspectos de la apariencia femenina para evaluar su “valor para el sexo”, aunque los atributos corporales no son los únicos criterios que utilizan.
La apariencia de la ropa o el color, los cosméticos y el color del pelo se han relacionado con criterios que los hombres toman para evaluar a las mujeres.

De acuerdo con estos estudios, los resultados sugieren que los tatuajes también sirven como una señal para los hombres de alta intención sexual y/o alta receptividad.

Qué significan estos resultados?
Guéguen interpreta los resultados desde una perspectiva evolucionista. Al igual que los cosméticos o la ropa, algunas mujeres pueden adornarse con tatuajes como una forma de aumentar su atractivo para los hombres y, a su vez, para atraer a más.
Una mujer tiene más probabilidades de elegir a un compañero de “mayor calidad” si hay más donde escoger. Por eso los tatuajes pueden servir entonces como un medio eficaz de llamar la atención masculina. Y en el caso de los hombres, siguiendo estas líneas evolutivas, son conducidos a aparearse con muchas mujeres con el fin de difundir sus genes. Es lógico entonces que persigan a mujeres con mayor receptividad sexual. Al igual que los cosméticos o la ropa, los hombres pueden ver en los tatuajes un anuncio para sexo por parte de las mujeres.

Guéguen se apresura a señalar que estos estudios tienen sus limitaciones y recomienda que la investigación futura se centre en si la asociación entre tatuajes y la promiscuidad se basa en estereotipos de los hombres o experiencias reales. Pero nada de esto quita que estos estudios arrojan nuevos conocimientos sobre por qué y cómo algunos hombres ven en los tatuajes femeninos arte y otros una “estampa trampa”.

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