Como cada año, el Instituto Internacional para la Exploración de Especies del Colegio de Ciencias ambientales y Forestales de la Universidad Estatal de Nueva York (ESF) publica su particular selección de las especies más curiosas recién descubiertas. Una oportunidad fantástica para poner en valor la asombrosa biodiversidad de nuestro planeta.
“Cada año nombramos cerca de 18.000 nuevas especies, pero creemos que también se están extinguiendo otras 20.000 especies anuales. Muchas de ellas, si no las encontramos, describimos y nombramos ahora, se perderán para siempre”, explica Quentin Wheeler, presidente del ESF. “Estos hallazgos pueden enseñarnos mucho sobre la complejidad de los ecosistemas y sobre la historia evolutiva de nuestro planeta”.
Este año, la lista incluye un árbol majestuoso, un simio muy raro y hasta los restos de un fósil marsupial que vagaba por Australia a finales del Oligoceno. Además, las nuevas especies provienen de países de todo el mundo: Brasil, Costa Rica, Sumatra, las Islas Canarias, Japón, Australia y China. Además, una de ellas fue encontrada en un acuario en los Estados Unidos: se desconoce su origen en la naturaleza.
El protista bailarín
Ancoracysta twista es el nombre del pequeño organismo unicelular descubierto en un acuario de San Diego, California, y que tiene el honor de encabezar la lista. La razón: debido a sus características, esta diminuta especie no se puede incluir dentro de ningún grupo de protistas conocido anteriormente, y parece que pertenece a un antiguo linaje de eucariotas con un ADN mitocondrial extraordinariamente rico. El estudio de sus genes promete, pues quizás ayude a los científicos a comprender mejor la evolución de los organismos eucariotas más primitivos.
De hecho, el reino de los protistas es una especie de “cajón desastre” en el que se incluye a todos los organismos eucariotas – aquellos con el material genético envuelto en una membrana nuclear- que no encajan en otros reinos (hongos, animales y plantas), por lo que A. twista y sus extrañas características no son una excepción en dicho grupo.
Y no nos dejemos engañar por su diminuto tamaño: estamos hablando de un depredador muy sofisticado, que usa su flagelo a modo de látigo para propulsarse (su nombre hace referencia, de hecho, a la forma de moverse) y tiene un orgánulo similar a un arpón que utiliza para inmovilizar a otros protistas de los que se alimenta.
El coloso brasileño
Dinizia jueirana-facao mide 40 metros y su peso se ha estimado en unas 56 toneladas. Lo más sorprendente de todo esto es que se trata del “hermano pequeño”, pues la otra especie que se conoce del género Dinizia es aún mayor. Los únicos ejemplares de Dinizia jueirana-facao que se conocen – tan solo 25 individuos- se encuentran en los márgenes de la Reserva Natural Vale en Espírito Santo (Brasil).
Los frutos de este coloso son también impresionantes, pues hablamos de vainas de hasta medio metro de largo. El bosque en el que habita es el hogar de más de 2.000 especies de vertebrados, y se estima que más de la mitad de las especies amenazadas de Brasil también habitan en esta reserva, con un área cada vez más pequeña y fragmentada pero cuya conservación será crítica para la preservación de esta y otras especies.
Un icono de los mares del sur
Volvemos al reino de lo diminuto para conocer a Epimeria quasimodo, cuyo nombre hace referencia al personaje de Víctor Hugo y a su enorme joroba. Se trata de una de las 26 especies de anfípodos del género Epimeria que viven en el Océano Austral. Este género es todo un icono en los mares del sur, pues agrupa a muy diferentes especies de colores vivos y llamativas estructuras morfológicas que incluye tanto a depredadores que nadan libremente como a organismos sésiles que se alimentan mediante la filtración del agua.
Epimeria es un género muy abundante en las aguas glaciares y los llamativos adornos de su cresta recuerdan a los dragones mitológicos. Cuando en 2007 se publicó una revisión del grupo, nadie se percató de que esta era una nueva especie, pero el año pasado un equipo de investigadores de Bélgica demostraron que posee una combinación única de caracteres morfológicos y genéticos que hacen que el diminuto organismo merezca ser catalogado como especie aparte.
Un escarabajo viajero (FOTO)
Nymphister kronaueri es un escarabajo diminuto de Costa Rica que apenas mide 1,5 milímetros de longitud. La razón por la que ha sido elegido para figurar en el top 10 de las nuevas especies es su particular modo de vida, pues su hogar no es otro que una hormiga, en concreto de la especie Eciton mexicanum. Estas hospedadoras no construyen nidos permanentes sino que son nómadas: pasan de dos a tres semanas en movimiento y capturando miles de presas, y luego se “establecen” en un punto fijo durante un periodo de tiempo similar.
Nuestro protagonista aprovecha para moverse y alimentarse durante las semanas en las que la colonia de hormigas está instalada en un lugar, y viaja encima de ellas cuando llega la hora de cambiar de ubicación. Su modo de vida es tan especializado que el cuerpo del pequeño escarabajo tiene la misma forma, tamaño y color que el abdomen de las hormigas obreras de esta especie, y utiliza sus piezas bucales para engancharse al mismo. El mimetismo es tal que, a primera vista, podría parecer que una hormiga con su polizón a bordo posee dos abdómenes.
Aún no se conoce el mecanismo que utiliza N. kronaueri para camuflarse y no acabar en el plato de la cena de sus involuntarias anfitrionas, aunque se sospecha que pueda tratarse de algún tipo de señal química.
La tercera especie de orangután
Los orangutanes son los únicos grandes simios que habitan en el continente asiático, y hasta ahora se distinguían dos especies: el de Sumatra (Pongo abelii) y el de Borneo (P. pygmaeus). Bueno, pues desde ahora ya tenemos una especie más: P.tapanuliensis. No es que se haya encontrado un nuevo grupo de orangutanes desconocido hasta ahora, sino que un equipo de investigadores se puso a examinar con lupa las características de una pequeña población aislada en el límite meridional del rango de distribución de los orangutanes de Sumatra, en Batang Toru, y concluyó que se trata de una especie distinta. La evidencia genómica sugiere que, mientras que las especies del norte de Sumatra y Borneo se separaron hace unos 674.000 años, esta especie del sur de Sumatra lo hizo mucho antes, hace más de tres millones de años.
Hablamos de una población muy aislada, de la que se estima que tan solo sobreviven unos 800 individuos que para colmo se encuentran en un hábitat muy fragmentado y de reducido tamaño.
Un pez fantasmagórico de las profundidades marinas
Así es Pseudoliparis swirei, un organismo que ostenta el récord de ser el pez que más profundo vive de todos los que se conocen hasta ahora. Habita en la Fosa de las Marianas, y de hecho su nombre es un homenaje a Herbert Swire, uno de los oficiales de la misión HMS Challenger que descubrió este fascinante lugar en 1875.
Hablamos de un pez diminuto que mide poco más de un milímetro y que además parece ser el depredador principal de la comunidad bentónica de este fondo marino. Fue capturado a profundidades de entre 6,9 y 7,9 metros. Se estima que 8,2 metros es un límite fisiológico por debajo del cual ningún pez podría sobrevivir.
Una planta que no hace la fotosíntesis
Se pensaba que la flora de Japón estaba bien documentada, pero el mundo de los organismos vivos es una fuente de sorpresas. El hallazgo de Sciaphila sugimoto es emocionante, no solo por eso, sino también por la peculiar forma de alimentarse que tiene esta planta, pues no es autótrofa – realiza la fotosíntesis – sino heterótrofa, y se asocia con un hongo simbionte del que obtiene los nutrientes que necesita para vivir.
Se trata de una especie en peligro crítico, pues hasta ahora solo se han localizado poblaciones en dos lugares muy concretos de la isla, y hablamos de unos cincuenta individuos. Además, al igual que otros simbiontes fúngicos, su supervivencia es frágil y depende de la estabilidad del ecosistema en el que habita.
Cuando en el año 2011 el volcán submarino Tagoro entró en erupción cerca de la costa de la isla de El Hierro, la temperatura del agua aumentó bruscamente, el oxígeno disminuyó, y se liberaron grandes cantidades de dióxido de carbono y sulfuro de hidrógeno. Esto hizo que se destruyera gran parte del ecosistema marino existente, y se creó un escenario único para poder estudiar la sucesión ecológica en este medio.
Una bacteria en el top 10 de especies
Thiolava veneris es una nueva especie de protobacteria que se encuentra entre los primeros colonizadores de esta área recién formada. Este organismo produce unas estructuras largas con aspecto de cabello, compuestas de células bacterianas que se agrupan dentro de una vaina. Las bacterias han formado una extensa alfombra blanca que se extiende alrededor de la cumbre del cono volcánico de Tagoro. Las características únicas de estas bacterias les permiten colonizar este fondo marino recién formado, allanando el camino para la llegada de nuevas especies a este ecosistema recién formado.
Rastreando el pasado
Como cada año, los autores de la lista han querido dedicarle un espacio a las especies que habitaron nuestro planeta hace años, y que nos dejan huella de su presencia en el registro fósil. Esta vez hablamos de Wakaleo schouteni, una especie de león marsupial que vivía en los bosques australianos allá por el Oligoceno tardío y cuyos restos han sido recuperados por un equipo de científicos de la Universidad de Nueva Gales del Sur.
Este animal tenía el tamaño de un husky siberiano, y pasaba gran parte del tiempo en los árboles. Tras el análisis de su mandíbula, los científicos han deducido que era una especie omnívora y forma parte de un linaje que fue aumentando de tamaño con el tiempo, posiblemente debido también a la aparición de presas más grandes.
Otro escarabajo más para la lista
En este caso hablamos de un animal que habita en las cuevas, y como tal presenta una serie de características que incluyen un cuerpo compacto, apéndices muy alargados y la pérdida de órganos y facultades que no son necesarias cuando vives en la total oscuridad: ojos, pigmentos y la capacidad de volar.
Esta especie de escarabajo se llama Xuedyte bellus y fue hallada en una cueva en la provincia de Guangxi, en China. Se trata de un extenso paisaje kárstico plagado de cuevas que son el hogar de la mayor diversidad de escarabajos terrestres cavernícolas (familia Carabidae) que se conoce. Hasta ahora se han descrito más de 130 especies distintas y cerca de 50 géneros procedentes de China.
muy interesante
Foto: Sunbin Huang and Mingyi Tian
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