jueves, 19 de julio de 2018

Textos saludables: Búscate un amante

Posted By: CLAUDIA CORIN - julio 19, 2018

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Búscate un amante. Va en serio, búscate un amante. 
No importa que estés en pareja, soltero o en modo “es complicado”. Si quieres tener una vida apasionante –y, según parece, solo vivimos una vez–, lo mejor es que la pases rodeado de amantes.

Es posible que tras estas palabras estés algo sorprendido, enfadado o incluso… ¡aliviado! Quizá estés pensando, “¡Pero cómo voy a ser infiel a mi pareja! ¡Este se ha vuelto loco!”, o “¡Sí, hombre! Con lo que me cuesta estar bien con una persona… ¡como para estar con dos!” Si te ha ocurrido alguna de estas cosas es que no me has entendido, y, en ese caso, lo más recomendable será que empecemos por el principio:

Un amante no es aquella persona con quien te das dos revolcones mientras tu pareja piensa que estás en el supermercado o tomando copas con los amigos. No. Un amante es la persona que sabe amar. Lo otro quizá sea un rollo, un polvo, un follamigo o –dicho finamente por la RAE– un amigovio, pero en ningún caso (o no necesariamente) un verdadero amante. Repito: un amante es aquel que sabe amar.

Así que sí. Búscate un amante.

Si lo piensas, no parece tan descabellado: Imagina que quieres formar una pareja de baile. ¿No buscarías a alguien que supiera bailar? Lo mismo pasa fuera de la pista. Si quieres una vida llena de amor, ¿no sería bueno que eligieras a personas que supieran amar? (o, que al menos, tuvieran entre sus planes aprender).

“Un verdadero amante no es el que te ama, sino el que ama el mundo”.

Por mucho que a menudo apostemos por los valores más resplandecientes, tarde o temprano, la realidad siempre termina por imponerse y revelarnos su verdad: La única capacidad que realmente puede medir el valor de una persona es su capacidad de amar. Sí, está muy bien “que tenga el pelito para un lado, que sea gracioso o que sus curvas acaben en una 90-copa-C“, pero, sinceramente, ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que aparezca quién?

Por eso, si quieres empezar a disfrutar de las relaciones, deja de gastar en atrezzos o tiritas para el corazón e invierte en gafas para lo esencial. Y, si no, al menos, deja de quejarte: “No, es que no lo sabía… “, “Es que cuando lo conocí parecía…” ¡Venga ya! ¡Los amantes se ven a la legua! No hace falta un máster en psicología ni dos años para reconocerlos, se aprecian a golpe de vista: les brilla la mirada, hablan apasionados, se mezclan con la naturaleza y siempre están haciendo algo interesante. Están ahí y siempre estarán. Y si no los ves, probablemente se deba a alguna de estas dos razones: porque no estás en el lugar adecuado o porque quizá el amante no eres tú.

Los grandes amantes no suelen encontrarse donde habitualmente los buscamos. Los grandes amantes suelen encontrarse detrás de una cámara de fotos, de un pincel, una guitarra o unos patines… Y es que existe una conexión total entre el amor y la creatividad: quien es capaz de hacer planes a solas con la vida, es capaz de hacerlos contigo.

Si buscas un amante, además de la naturaleza, merodea el arte, pues los amantes son siempre artistas de la vida. Da igual donde estén, ven la realidad como una oportunidad de fusionarse y bailar con ella, para jugar y transformarla. Si quieres encontrar a un amante, busca entre los artistas; si quieres ser un amante, empieza a ser creativo.

“Quien es capaz de hacer planes a solas con la vida, es capaz de hacerlos contigo”.

No hablo de un super hombre o de una super mujer, o no de la manera en que esto suele entenderse. Hablo de una persona normal y corriente, sin pájaros en la cabeza. Que si tiene la montaña delante, deje el móvil y mire la montaña; que si conoce a una persona, se interese por su vida; que si visita una ciudad, pregunte por su historia. Una persona que tenga ganas, curiosa. Que no desprecie el regalo que es haber nacido y que no piense que la vida, por ser gratis, es menos valiosa. En definitiva, una persona que sepa que la vida son dos cafés y que, al menos uno, se atreva a descubrir a qué sabe.

Ahora bien, debo advertirte de que no es fácil vivir con un amante, y que, para hacerlo, tendrás que renunciar a algunas ideas a las que quizá te hayas apegado. La primera es creer que para estar juntos debes ser el centro de su universo. Esto jamás ocurrirá con un amante. Un amante puede amarte, sí, pero por encima de ti está la vida y, con ello, un mundo rebosante de pasiones.

No pienses que un amante va a ahogarse si no llegas o a morirse si te vas. Tampoco esperes que te diga “Eres la única persona que amo” o “Desde que te conozco sé lo que es el amor”. Es cierto que en términos románticos suena muy hermoso, pero en términos vitales resulta una gran carga. Y aunque esta concepción es la más extendida, un amante sabe que también es la más equivocada: La clave para poder amar a alguien es amar a todo el mundo. A toda la vida.

‘Nosotros’ no quiere decir solamente tú y yo. ‘Nosotros’ quiere decir tú, yo, él, ellos, el sol, el mar… La unidad, cuando es auténtica, no hace parcelas.

Otra cosa que deberás abandonar es la esperanza de que tu amante te sea siempre fiel, porque no lo será. Acéptalo cuanto antes: un amante jamás tendrá ojos solo para ti. Simplemente, no está en su naturaleza. Desde el momento en que comencéis te pondrá los cuernos, aunque no lo hará con otra persona o entre sábanas, sino con los libros, el deporte, la música, los amigos… y un sinfín de cosas que poco o nada tienen que ver contigo. Un amante no necesita una cama para hacerle el amor a cada cosa, a cada instante.

“Solo quien está loco por la vida puede enamorarse con pureza”.

Recuerda siempre esto: si no ama la vida, no te ama. Puede querer poseerte, huir de sus fantasmas o tratar de encontrar en ti lo que solo a él o a ella corresponde, pero no te ama. Pues el amor no es un fuego que se enciende al encuentro de una persona, es una actitud ante la vida, una apertura del alma que o se manifiesta con todo o no se manifiesta con nada. Por eso, antes de precipitarte, mira cómo cuida a los suyos, cómo trata a los niños, a las flores, a los animales… Observa cómo se asombra ante las pequeñas cosas. Y según haga con todo eso, así hará contigo. No falla: solo quien está loco por la vida, puede enamorarse con pureza.

Y, lo más importante: a un amante no vas a convencerle de que para amar debe estar contigo, pues si hay algo que un amante sabe es que una relación no es un lugar para encontrar el amor, sino un espacio para celebrar juntos que, por separado, dos se han enamorado de la vida.

El universo de lo sencillo

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