Las universidades han descubierto y mejorado la forma en la que los datos de sus estudiantes pueden servir para favorecer a nuevos universitarios.
Ya son muchos los casos de estudio en la educación que demuestran cómo Big Data es la base para crear nuevas estrategias acordes con los tiempos.
Universidades americanas son el ejemplo del empleo de Big Data para mejorar el éxito de sus estudiantes o las estrategias de reclutamiento para cursos venideros.
Los departamentos de TI son de los órganos que más relevancia han tomado en las universidades en los últimos años.
Las herramientas y gestión de los datos que realizan estos administradores se han convertido en una mina de oro para las universidades, al igual que se han ampliado la forma en la que pueden emplearlos para diseñar nuevas estrategias.
En la Universidad de Arizona son bien conscientes de ello y emplean todos los datos posibles para identificar signos de abandono entre los estudiantes.
Para ello no solo se centran en los datos que arrojan sus evaluaciones, sino también recogen sus rutinas y comportamiento a través de la información que les proporciona su tarjeta de identificación.
De este modo registran los edificios que visitan los estudiantes, qué comen y de este comportamiento extraen patrones que les ayudan a identificar su orientación hacia el fracaso o éxito en la educación universitaria.
Gran parte de estos datos también son empleados para planificar los métodos de enseñanza de las universidades y adaptarlos a las necesidades e inquietudes de los estudiantes, avalados gracias al análisis y procesamiento que facilita Big Data.
Las universidades también se afanan en cubrir todos los aspectos sobre la privacidad de la información de los estudiantes, su uso y una total transparencia en su experiencia universitaria.
En la Universidad de Saint Louis, el Big Data ha sido la herramienta clave para afrontar el descenso de estudiantes que se matriculaban en sus carreras.
Acceder a datos de preuniversitarios y estudiantes de Secundaria les sirvió para conocer mejor al público al que se dirigían y aprovechar esa información para diseñar sus planes de acción, ya fueran en el plano de la enseñanza como en el de la promoción.
Esto les ha ayudado no solo a adaptar sus procesos de admisión, sino a saber a qué tipos de estudiantes se quieren dirigir, de manera que cuenten ya con una alta probabilidad de éxito estudiantil e integración en el tipo de educación que ofrecen.
Trascendiendo de los datos demográficos, información como la identidad religiosa, el ámbito de estudio, la actitud ante el emprendimiento o el interés por la movilidad han sido muy útiles para esta Universidad y para cualificar al equipo dedicado a reclutar nuevos estudiantes y mejorar las campañas publicitarias creadas con este fin.
Fuente: Universia México
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