jueves, 8 de noviembre de 2018

Cáncer de Mama: cómo cuidar el cuerpo durante la ‘quimio’

Posted By: CLAUDIA CORIN - noviembre 08, 2018

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Una vez detectado el cáncer de mama comienza el proceso, que suele durar alrededor de un año, para tratar la enfermedad. Comienza, también, un período de dudas e incertidumbre para la paciente. Contar con el máximo de información posible sobre los efectos secundarios y qué se puede hacer para sobrellevarlos ayuda a hacer algo más fácil el camino. 
Expertos cuentan qué se puede hacer para mejorar los cuidados a lo largo del tratamiento, qué productos específicos utilizar y cómo se puede practicar deporte de forma adecuada, algo que mejora la calidad de vida y ayuda a la recuperación posterior.

Tanto la radioterapia como la quimioterapia se emplean con la finalidad de frenar el crecimiento de las células cancerígenas que tienen un alta velocidad de crecimiento. “Pero también afecta a otras células del organismo que se renuevan con rapidez. Por eso son tan frecuentes los efectos secundarios a nivel de piel y mucosas”.

Médicos recomiendan evitar productos fotosensibilizantes e irritantes porque “alteran la función barrera de la piel y pueden facilitar el paso de gérmenes que podrían conducir a una infección”.  Evitar tanto fragancias o perfumes, como productos formulados con Hidroquinona, Ácido retinoico (tretinoína o retina) e ingredientes químicos de protección solar que no están encapsulados, ya que “la encapsulación evita la penetración de ingredientes y aumenta la sensibilidad de la piel”. 

Durante los tratamientos oncológicos, la piel se ve sometida a diferentes cambios que pueden traducirse en una mayor sequedad, aparición de rojeces, manchas e irritaciones cutáneas y mayor sensibilidad y reactividad en la piel. Por ello es necesario evitar cualquier riesgo de irritación y hay que tener especial cuidado. Por tanto, es importante utilizar productos que no contengan alcohol (perfumes, desodorantes, cremas…) para reducir al mínimo la sequedad y evitar irritaciones.

Aconsejan utilizar sustancias emolientes como la urea al 3%, aloe vera, pantenol, ácido hialurónico porque mejoran la hidratación y evitan la perdida transepidérmica de agua, la Niacinamida por su efecto calmante y también recomienda usar productos a base de avena, caléndula o rosa mosqueta.  
Es fundamental utilizar ayuden a hidratar, regenerar la piel y protegerla durante todo el proceso. Ingredientes activos de grado farmacéutico y que tienen el mayor nivel de pureza tales como la Vitamina B5 (Ácido pantoténico), que aumenta la integridad y eficiencia celular; la Vitamina E (Tocoferol), un potente antioxidante altamente hidratante, que inhibe el daño causado en el ADN inducido por las radiaciones UV; el extracto de hoja de olivo, un potente antioxidante, antibiótico natural que combate el daño de la piel; y la Centella asiática, un antioxidante eficaz que mejora la microcirculación y favorece la cicatrización de heridas a la vez que reduce el tejido cicatricial.

Higiene adecuada y evitar el sol
Conviene empezar a cuidar la piel con medidas de hidratación especifica desde al menos 1 o 2 semanas antes antes de empezar los tratamientos. “El efecto secundario agudo más frecuente de la radioterapia es la radiodermitis, que puede originar cierta incomodidad en los pacientes”, suele aparecer sobre todo en el surco submamario y los pliegues de la axila y puede manifestarse como piel enrojecida acompañada de picor, descamación. En raras ocasiones puede sobreinfectarse y puede haber una secreción purulenta en la zona. 
Se debe evitar la exposición solar durante el tiempo que duren la quimioterapia y la radioterapia. Conviene por tanto usar sombreros, gorras y protector solar siempre que se salga a la calle. Además es fundamental hacer duchas o baños diarios con agua tibia y jabones suaves y pH adecuado. Emplear hidratantes específicos de forma rutinaria aplicándolos cada 12 horas, sin frotar. Estos se deben de evitar al menos 3 horas antes de la sesión de radioterapia”.

Tratamientos hormonales
En el caso de tumores hormonodependientes, el tratamiento incluirá el uso de tratamientos hormonales para el cáncer de mama después de la cirugía para evitar su reaparición. A veces se inician antes de la cirugía. Su uso se suele mantener a veces hasta cinco años. Dependiendo de la edad de la mujer, si esta antes o después de la menopausia, pueden tener efectos secundarios a nivel vulvo-vaginal, con cambios genitorurinarios y con la aparición de amenorrea (ausencia de la menstruación): sofocos, sequedad vaginal, cambios en el sueño o alteraciones emocionales, así como alteraciones en la función sexual. No se deben descartar otros efectos a nivel sistémico (perdida de masa ósea, coágulos sanguíneos….). “Es muy importante tratar estos síntomas porque aunque sean menores también afectan en gran medida a la calidad de vida de las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama”.

El deporte, fundamental
Se sabe que realizar un ejercicio físico adecuado es fundamental tanto durante el proceso del cáncer como en la recuperación posterior. Durante la quimio y la radio, los oncólogos suelen recomendar al menos caminar cada día, en lo posible, pero, qué ocurre una vez finalizado el tratamiento? 
En el caso de las pacientes de mama, además, la situación se complica porque a veces en la operación se extirpan ganglios y puede aparecer el linfedema, una acumulación anormal de líquido en el tejido blando por la obstrucción en el sistema linfático que hace que se inflame en brazo correspondiente al pecho y axilas operados y que requiere la intervención de un fisioterapeuta especializado.

Lo ideal sería realizar un programa específico y personalizado para cada paciente”.  El objetivo es mejorar la calidad de vida y su estado físico. La idea es dejarles en un estado físico óptimo para que puedan seguir con sus ejercicios con algún especialista deportivo en su gimnasio habitual.

Las mujeres que han pasado cáncer de mama se enfrentan además a efectos secundarios como la ganancia de peso o los dolores articulares. También el ejercicio físico es clave para controlarlo y recuperar su peso habitual algo que se les complica debido a que han perdido masa muscular en el proceso. Recuperarla es clave.
Las pacientes están por debajo de los niveles de una persona sedentaria.  “Las pacientes deben moverse y hacer ejercicio, aunque solo sea caminar, lo que puedan, durante el proceso, siempre que puedan y al acabarlo volverse a poner gradualmente en forma, porque la obesidad sarcopénica puede estar relacionada con la reaparición del cáncer. Por ello mantener buenos hábitos de vida te hace ganar tanto en calidad de vida como en supervivencia”.

Además existe en el mercado una extensa lista de productos cosméticos que se especializan en las mujeres en la etapa de cáncer.

Fuente: bazzar

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