1823: El gobierno de Buenos Aires decreta la inviolabilidad de la propiedad de las obras publicadas por la prensa.
1865: Nace en Bombay, India, el novelista inglés Rudyard Kipling, autor de El libro de la selva. Murió en Londres, Inglaterra, el 18 de enero de 1936.
1916: Muere asesinado en Petrogrado el místico ruso Grigori Yefimovich Rasputín. Contribuyó a generar el descontento que desacreditó a la corte de Nicolás II. Había nacido en Pokróvskoie, Siberia, el 29 de julio de 1872.
1922: El Congreso de los Soviets aprueba la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.).
2001: El presidente interino Adolfo Rodríguez Saá renuncia a la presidencia del país por carecer de apoyo en su propio partido. Asumiría en su lugar Eduardo Camaño, pero sería reemplazado por Eduardo Duhalde.
2004: Un incendio en la discoteca República Cromañón provoca la muerte de cerca de doscientas personas.
30 DE DICIEMBRE DE 1916 - ES ASESINADO RASPUTÍN
(Grígori Efímovich o Yefímovich Novikh Rasputín, conocido como El Monje Loco; Pokróvskoie, Rusia, 1872 - San Petersburgo, 1916) Monje, aventurero y cortesano ruso. De origen campesino y sin ninguna formación, Rasputín adquiririó pronto gran popularidad por su vida licenciosa y su fama de taumaturgo.
A los diecinueve años se casó con Proskovia Fiódorovna, de la que tuvo cuatro hijos, aunque tras un corto período de tiempo abandonó a su familia para viajar por Grecia y Jerusalén. Durante esta peregrinación Rasputín vivió de las donaciones de los campesinos que encontraba a su paso; se le consideraba un místico y se le atribuía el poder de curar enfermedades y predecir el futuro.
En 1916 Rasputín impuso a su candidato, Stürmer, como presidente del Consejo. Este hecho no fue bien visto por varias personas allegadas al zar, aunque Nicolás II no le retiró su confianza. Al fin, el terceto formado por el príncipe Yussopov, el gran duque Dimitri y el diputado de derechas Purishkiévich consumó su asesinato, decidido en una conspiración palaciega obra de varios miembros de la nobleza rusa, dirigidos por el príncipe Félix Yusúpov.
A pesar de lo fácil que se pensaba en un principio la ejecución del plan, se tornó mucho más complicado de lo previsto, y fueron necesarios varios intentos de asesinato en la misma noche para, finalmente, eliminarlo.
A su llegada a San Petersburgo, en 1903, Rasputín fue recibido como un hombre santo y en 1905 fue presentado a la esposa del Zar, Alejandra Fiódorovna, quien ya había oído hablar de sus supuestos poderes curativos. La zarina pensó que podría curar a su hijo Alexis Nikolaiévich, el heredero del trono ruso, que padecía hemofilia. Se especula con la posibilidad de que consiguiera aliviar su dolencia mediante hipnosis; en cualquier caso, la mejoría del heredero le granjeó la confianza de la zarina y también la del zar Nicolás II de Rusia, fuertemente influido por la zarina.
Investido de un inmenso poder, Rasputín designó a muchos altos funcionarios del gobierno, aunque ninguno fue competente. A principios de la Primera Guerra Mundial, Rusia atravesaba un momento crítico. El zar Nicolás II asumió el mando del ejército y Rasputín se hizo con el control absoluto del gobierno. Su profunda influencia en la corte imperial escandalizaba a la opinión pública; además, su comportamiento le daba mala reputación y sus orgías eran bien conocidas por el pueblo, que lo designaba con el sobrenombre de El Monje Loco.
Decidieron matarlo en el palacio de Yusúpov, el palacio Moika en Petrogrado. Poco antes de su muerte, Rasputín escribió a la zarina diciendo que esperaba una muerte violenta, probablemente por parte de la nobleza. Y aseguraba que, si él moría, los zares harían lo mismo en el plazo de dos años. Esto, en parte, fue cierto, pues el zarismo cayó dos años después con la revolución bolchevique.
El hecho de que Rasputín esperase su muerte como un asesinato por parte de las personas más importantes del país hacía que fuese importante un buen argumento para que acudiese a palacio.
La princesa Irina era muy codiciada por Rasputín. No la conocía en persona, pero sabía de su belleza y de sus amplias riquezas. Esta princesa estaba casada con Yusúpov, el cual era conocedor de los sentimientos del místico hacia su mujer, por lo que ella sería un perfecto señuelo. Irina no estaba en el palacio Moika el día del asesinato (ni siquiera estaba en Rusia), pero Yusúpov le hizo creer a Rasputín que sí.
Yusúpov invitó a Rasputín a una fiesta en su palacio para que conociese a Irina. Este aceptó sin pensarlo y fue al palacio, donde lo esperaban sus asesinos.
Aunque hay diversas dudas y lagunas sobre la muerte de Rasputín una vez llegó a palacio, las fuentes dicen que todo sucedió de esta manera.
Yusúpov hizo un enorme banquete de pastas y vino en los sótanos del palacio. Pero todo ello tenía un veneno muy potente: cianuro. Estaba en dosis más que letales para matar a un hombre. Rasputín no paraba de preguntar por Irina al llegar al Palacio Moika, recibiendo por respuesta de parte de Yusúpov que estaba retocándose. El conspirador ofreció varias copas de vino (sin envenenar) al místico y luego le dio las pastas envenenadas. Rasputín experimentó una leve reacción, pero luego siguió comiendo tranquilamente.
Rasputín, en vez de encontrarse cada vez peor, cogió una guitarra y tocó y cantó temas del folclore ruso. Yusúpov tuvo que estar una hora haciendo lo mismo que él para disimular. Al final, el conspirador dijo que subía para "hablar con Irina". En realidad, fue a hablar con Purishkévich, que estaba en el piso de arriba. Yusúpov estaba completamente desesperado y pensó en abortar el plan. Empezó a creer que Rasputín era inmortal, como decían muchos mitos rusos. Pero Purishkévich lo animó para que le disparase con su pistola por la espalda, sabiendo que no habría otra oportunidad.
Yusúpov bajó al sótano con su pistola Browning y disparó varias veces a Rasputín mientras miraba un crucifijo de plata. Rasputín cayó, en teoría muerto. Pensaron llevar el cadáver a su casa, para aparentar que el asesinato ocurrió allí. Yusúpov, que anteriormente se había ido del sótano, volvió allí y examinó el «cadáver». En ese momento, Rasputín agarró muy fuerte del hombro y maldijo a Yusúpov, que llamó gritando a Purishkévich. Este esperó, con el arma cargada, a que Rasputín saliera corriendo por la puerta del sótano para acribillarlo a balazos. Pero el místico se escapó por otra puerta que daba al patio y corrió, para salvar su vida, por la nieve. Purishkévich se dio cuenta y le disparó tres veces. Dos tiros fallaron, pero un tercero le dio en el hombro, haciendo que se girase y, finalmente, cayera. Purishkévich lo remató de un tiro en la cabeza.
Velaron el supuesto cadáver hasta las cinco de la mañana. Convencidos de que había muerto, decidieron tirarlo a un agujero en el hielo del congelado río Neva, situado al lado del palacio, desde el puente Bolshoi Petrovsky. Cuando se encontró el cadáver y se realizó la autopsia, se descubrieron las verdaderas causas de la muerte: Rasputín murió por ahogamiento en el Neva. Ni el veneno ni las balas pudieron con él.
Efemérides históricas
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