miércoles, 6 de marzo de 2019

Síndrome de las piernas inquietas: un trastorno neurológico muy común

Posted By: CLAUDIA CORIN - marzo 06, 2019

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En la actualidad, el síndrome de las piernas inquietas es uno de los trastornos neurológicos más comunes. Se caracteriza por un hormigueo y una picazón muy molesta en las piernas y por la necesidad de moverlas con el fin de encontrar alivio. Además, es una condición que no solo afecta al descanso nocturno; también su impacto en el estado emocional del paciente es evidente.

Puede que este trastorno, conocido también como la enfermedad de Willis-Ekbom, le parezca a una parte de la población algo tan extraño como inocente. 

Cómo se puede considerar “enfermedad” a un simple cosquilleo en el área de las extremidades? Aún más, ¿cómo este tipo de sintomatología en apariencia tan simple puede diagnosticarse como un trastorno neurológico?

El síndrome de piernas inquietas es un trastorno neurológico que cursa con una necesidad impulsiva por mover las piernas. Asimismo, y debido a que generalmente interfiere con el sueño, también se le considera un trastorno del sueño.

Quien lo sufre, quien lo vive a diario sabe bien que esta realidad, esta condición, tiene poco de inocente. Hay pacientes para los que el síndrome de las piernas inquietas es algo tolerable; para otros en cambio, implica no poder dormir bien por las noches, implica no poder estar sentados cuando llega la tarde e implica también sentirse cada vez más irritado, estar más agotado física y mentalmente.

No es por tanto cualquier cosa. Estamos ante un problema que afecta a más de un 10% de la población. Una enfermedad crónica que no tiene cura, pero sí diferentes tipos de tratamientos.


El síndrome de las piernas inquietas no sabe de sexo, cultura y tampoco de edad. Tanto es así que también es común que aparezca en niños pequeños, aunque por término medio suele aparecer por primera vez entre los 40 o 45 años. Los síntomas asociados a esta enfermedad son los siguientes:

Sensaciones incómodas de hormigueo en las extremidades. Es más habitual en las piernas, pero también puede aparecer en los brazos.

Muchos pacientes lo describen como “descargas eléctricas”, otros, por su parte, comentan que es como si tuvieran hormigas bajo la piel.

Las molestias aparecen por la tarde y se intensifican por la noche, sobre todo cuando la persona está en reposo, ya sea sentada o acostada en la cama.

Para poder aliviar esa sensación de quemazón o de hormigueo tan intenso, el paciente suele mover o sacudir las piernas.

La sintomatología es muy variable, hay épocas en que puede soportarse y otras en que uno tiene la sensación de no poder con ello. La incapacidad para dormir por la noche, sumada al nerviosismo y al agotamiento puede llevar a la persona a un estado de elevada ansiedad.

Es importante señalar que una vez aparecen, estos síntomas estos no desaparecen o se debilitan. Todo lo contrario, suelen intensificarse.

Cuál es el origen del síndrome de las piernas inquietas?
Como ocurre en buena parte de muchos trastornos y problemas de salud, el origen no está claro. Se sabe que hay antecedentes genéticos y que el mecanismo que desencadena esta sintomatología está en nuestro sistema nervioso. Así, y hasta el momento, los especialistas saben que hay varios factores asociados:

Los circuitos que administran y controlan el mecanismo de la dopamina en las áreas de los ganglios basales no funciona de forma adecuada.
La anemia ferropénica (déficit de hierro) es otro factor asociado.
La insuficiencia renal y la diabetes son dos enfermedades que suelen cursar con el síndrome de las piernas inquietas.
Medicamentos como los antipsicóticos, algunos antidepresivos o los antihistamínicos pueden causar este síndrome como efecto secundario.
Las embarazadas también pueden sufrir el síndrome de las piernas inquietas en su tercer trimestre.

Qué tratamientos existen para el síndrome de las piernas inquietas?
Llegados a este punto es importante hacer una recomendación. Si hemos empezado a experimentar cosquilleos o molestias en las piernas por la noche, no dudemos en acudir al médico. Puede que el origen esté en un problema de circulación o puede que, efectivamente, suframos el síndrome de las piernas inquietas.

Como hemos señalado al inicio, no es cualquier cosa. Lo que empieza siendo algo leve y sin importancia, puede afectar a nuestra calidad de vida y a nuestra salud psicológica. El insomnio, el agotamiento y el nerviosismo mental con el que termina cursando esta enfermedad es más que evidente y ello es algo que debe tratarse lo antes posible a través de diferentes estrategias que nos prescribirán los especialistas.

La estrategia que más se utiliza en estos casos es la farmacéutica: se recetan dopaminérgicos como el ropirinol y antiepilépticos como la gabapentina.

Cuidar de nuestros hábitos de sueño es otra recomendación muy adecuada.
Los masajes en las piernas y los baños con agua fría y agua caliente suele aliviar bastante.
Asimismo, existe una almohadilla vibratoria llamada “Relaxis” muy efectiva para este trastorno.

Para concluir indicar una vez más que la única respuesta para esta realidad es tratar la sintomatología. No hay cura, por ello, y en caso de sufrir el síndrome de las piernas inquietas, no debemos dudar en buscar más métodos y nuevas terapias. Solo así hallaremos esa estrategia que más nos funcione y que nos permita a su vez llevar una vida normal y disfrutar de un descanso nocturno de calidad.

lamenteesmaravillosa

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