Tratar a los trabajadores como personas, no como recursos. Esa es la premisa que está detrás de las llamadas “habilidades blandas” -asociadas al relacionamiento de la gente- más valoradas actualmente en una jefatura, señala Eduardo Barros, psicólogo laboral y académico de la UAI.
Escuchar bien: hablar poco y prestar atención
“No puede ocurrir que el hijo de alguien esté enfermo varios días y el jefe no lo sepa. Él tiene que estar conectado con lo que le pasa a su trabajador”, dice enfático Patricio Millar, gerente de RR.HH. de Transbank, empresa que tiene como uno de sus lineamientos contar con superiores cercanos. Por lo mismo, tienen establecido que los líderes debieran reunirse al menos una vez a la semana con su gente, para darse un feedback (retroalimentación).
Para Barros, la capacidad de prestar atención pasa a ser una habilidad clave en la valoración del trabajador como persona: “Para escuchar bien hay que disponer de tiempo, hablar poco y lograr una escucha cognitiva, es decir, no estar pensando en otra cosa mientras hablan. Lo siguiente, es entender efectivamente lo que pasa”.
Celebrar cada logro, independiente del tamaño
Para lograrlo, hay que transformarse en un líder coach , cree Liliana Chahuán, directora de servicios profesionales de LHH. “Es alguien que no da las soluciones, sino que indaga a través de preguntas, para que su supervisado dé con la respuesta. De esta forma, lo toma como una persona y esta se compromete y se hace cargo de su trabajo”, explica la ejecutiva.
Para lograr ser motivador, Chahuán también cree que es importante entregar una retroalimentación positiva a la gente. En Transbank, por ejemplo, se les exige a los superiores acciones concretas de agradecimiento. “Tienen que celebrar todos y cada uno de los logros, sean grandes, medianos o pequeños, ya sea del área completa o de una sola persona. Esto va desde una nota, un e-mail o un apretón de manos en la reunión semanal”, destaca Millar.
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