No hace ni un par de años que nos deshicimos de la idea de que los vehículos de reparto fuesen autónomos y viajar por el mundo sin conductor (cuando Amazon propuso basar su sistema de envíos a través de drones monitorizados y su oferta fue instantáneamente desestimada por razones de peligrosidad y privacidad), pero ahora esta historia vuelve a cobrar sentido gracias a una start-up china llamada Neolix.
Esta empresa asiática se ha especializado en producción de vehículos robóticos que no necesiten ser pilotados, y su propuesta de furgonetas dispensadoras autónomas ya ha convencido a clientes como JD.com o Huawei; multinacionales tecnológicas que no han querido desaprovechar esta oportunidad y que ya han encargado unos 1.000 ejemplares para el primer año. La producción de estos dispositivos comenzó la semana pasada, y cada vez se está cimentando más el camino hacia una industria de cifras demoledoras y que cada vez realiza más envíos (las expectativas tasan que en menos de 10 años en China habrá más de 1 billón de envíos diarios).
El fundador de Neolix, Yu Enyuan no se muestra sorprendido por estos números, y habla de que es “tan solo el primer paso” hacia conseguir el transporte autónomo de pasajeros. El precio de salida de esta creación es de 30.000 dólares (rondando el precio medio de cualquier vehículo eléctrico no autónomo), y de momento su única limitación es que si el humano no está delante para poder entregarle el paquete tendría que dejarlo en una taquilla habilitada a ras de suelo. Las mentes pensantes de Neolix, nada cortas de ambición, ya están pensando en producir pequeños robots con dos piernas que puedan realizar la tarea de dispensar el paquete desde la furgoneta hasta la puerta del destinatario. Al margen de los aspectos futurísticos y de la belleza de estas imágenes, esta revolución puede suponer una amenaza tremenda para el ser humano, pues esta alternativa autónoma pone en jaque la necesidad de un mensajero que requiera un salario y otras condiciones por el trabajo realizado.
Además, en palabras de los científicos e informáticos trabajando en estos proyectos, los seres humanos no serán rivales en cuanto a medidas de seguridad y eficiencia, ya que los vehículos robóticos programados tendrán un margen de accidente mucho menor que los conductores de toda la vida. Neolix ya está consiguiendo acuerdos internacionales con otros países interesados en este modelo de negocio, y prevén la producción de 100.000 unidades en los siguientes 5 años. Los creadores de la start-up china lo dejan muy claro: esto es un gran avance, pero no es nada comparado con el gran objetivo de lograr una conducción que no sea de reparto, sino de transporte de pasajeros, completamente autónoma en todo el mundo.
YAHOO
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