Tener antecedentes familiares de Alzheimer puede hacer que el déficit de memoria, uno de los indicadores más fiables para detectar la forma más común de demencia, se manifieste incluso a los 20 años
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “una de cada 4-5 personas en el mundo se ve afectada por una enfermedad del cerebro a lo largo de su vida, y son la mayor causa de discapacidad”.
En España, más de 7 millones de personas sufren algún tipo de enfermedad neurológica. “Algunas como el Alzhéimer o el ictus son una de las principales causas mortalidad, mientras que otras como el Párkinson, la epilepsia, la migraña, la esclerosis múltiple, la ELA, etc. suponen una gran discapacidad. Conocer estas enfermedades y saber identificar los síntomas puede ser vital, no solo para saber cuándo se debe de acudir de forma urgente al médico, sino para lograr un diagnóstico temprano que permita mejorar el pronóstico de estas enfermedades”, señala el neurólogo Jesús Porta-Etessam, director de la Fundación del Cerebro.
Sin embargo, solemos asociar las enfermedades neurológicas a los mayores. Ahora se sabe que los jóvenes también pueden tener síntomas previos como la mala memoria.
De hecho, un estudio realizado a casi 60.000 personas sugiere que aquellos con mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer debido a los antecedentes familiares pueden mostrar cambios en el desempeño de la memoria a los 20 años de edad.
Investigadores del Translational Genomics Research Institute y la Universidad de Arizona (Estados Unidos) recopilaron los datos a través de una prueba de memoria de pares de palabras online llamada ‘MindCrowd’, una de las evaluaciones científicas más grandes del mundo sobre cómo funcionan los cerebros sanos.
Publicados en la revista científica ‘eLife’, los datos del estudio sugieren que aquellos con antecedentes familiares de enfermedad de Alzheimer, y que son menores de 65 años, en promedio no se desempeñan tan bien como sus compañeros que no tienen antecedentes familiares de Alzheimer.
Los resultados del trabajo sugieren que el efecto de los antecedentes familiares es particularmente pronunciado entre los hombres, así como entre los que tienen un menor nivel educativo, diabetes y portadores de un cambio genético común en el APOE, un gen asociado desde hace mucho tiempo con el riesgo de la enfermedad de Alzheimer.
Para averiguar cómo andas de reflejos y de memoria puedes acceder al test de evaluación de la memoria como el que propone la Sociedad Española de Neurología (SEN), o echar un ojo a otro tipo de pruebas médicas que los profesionales utilizan para determinar el grado de alteración, como este cuestionario de la Unidad Memoria-Alzheimer del Hospital Clinic i Universitari de Barcelona.
Aunque es difícil evitar el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer, hay hábitos y comportamientos que pueden ayudar a frenar su progresión como el programa ‘Life’s Simple 7’, propuesto por la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés).
También se ha comprobado que el ejercicio y el sexo son dos actividades muy beneficiosas para el organismo que contribuyen a mantener un cerebro joven y activo. Por ejemplo, con el truco del ejercicio retardado (hacer deporte cuatro horas después de haber estudiado o memorizado algo) se consolida lo aprendido.
La alimentación puede hacer mucho para frenar el deterioro cognitivo. Por ejemplo, bebidas como el zumo de remolacha, o aditivos como la cúrcuma que reducen la inflamación cerebral Y luego ya, hay datos curiosos como que apretar el puño durante 90 segundos podría estimular el hemisferio izquierdo (que memoriza) y el derecho (el que nos ayuda a recordar).
yahoo
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