Columna: Derechos Humanos - Economía - Violencia de Género

DERECHOS HUMANOS
ECONOMÍA
VIOLENCIA DE GÉNERO

Seguramente habrá quienes ordenarían estas palabras de otra forma.
Muchos pondrían en primer lugar ECONOMÍA y luego DERECHOS HUMANOS, otros a la inversa y muy pocos pondrían en primer lugar VIOLENCIA DE GENERO.

Como VIOLENCIA DE GENERO está entre los DERECHOS HUMANOS, sólo se incluyó porque la idea es analizar lo que parece una contradicción – DERECHOS HUMANOS vs. ECONOMÍA.

Se ha generalizado la idea de que los DERECHOS HUMANOS son propios del pensamiento de izquierda y la ECONOMÍA es propia del pensamiento de derecha.
No estamos hablando de mayor o menor sensibilidad social, al hablar de DERECHOS HUMANOS, estamos hablando de “derechos”.

Tuvimos una Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, producto de una Revolución Francesa, donde anidaban ideas “liberales”.
Así es como podemos nombrar los avances en los derechos del hombre en manifiestos de las distintas revoluciones americanas, la mayoría influenciadas por ideas liberales.
Es justo decir que en todas esas declaraciones y manifiestos la gran olvidada fue la mujer.
No podemos dejar de recordar la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, texto redactado en 1791 por Olympe de Gouges, quien terminó en la guillotina por tal atrevimiento.

Con el paso del tiempo fue principalmente la denominada izquierda la que levantó las banderas de los derechos humanos, y ante la opinión pública las hizo propias.
Poco respeto se tuvo en países comunistas y socialistas en relación a los “derechos humanos”.
El propio Fidel Castro reconoció la responsabilidad por la persecución de gays y su alojamiento en campos de concentración.
Mientras en Cuba sucedía esto, en China “se los intentaba curar con descargas eléctricas”.
No hablemos del trato que se les da en muchos países a las mujeres, sean estos gobiernos de izquierda o derecha, como suele denominárselos.

Una organización como Amnistía Internacional, sindicada como de izquierda en nuestro país, como así también la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), han hecho conocer los graves atropellos a los derechos humanos por parte del gobierno de Venezuela.

Ni la llamada izquierda, ni la llamada derecha pueden levantar las banderas de los “derechos humanos” y menos la de la lucha contra la violencia de género.
“La bandera de los derechos humanos no tiene color político”.

Ahora seguro la pregunta es, qué tiene que ver la economía con todo esto?
La respuesta es que tiene que ver mucho, ya que sólo en una economía sana, estable y con reglas claras se pueden llevar adelante políticas de derechos humanos efectivas.

Para cumplir con los tratados internacionales de derechos humanos es necesario un Estado que destine importantes fondos para el cumplimiento de las metas que surgen de estos tratados.
La Justicia necesita de esos fondos, el sistema de Seguridad Social también requiere de esos fondos, la salud pública, la educación, la seguridad, las áreas de acción y desarrollo social deben tener presupuestos que les permitan atender a la infinidad de derechos humanos consagrados en la Constitución Nacional ampliada con la reforma del 94.
Más allá de quien gobierne un país si no logra controlar las variables económicas la lesión a los derechos humanos será una constante.

EL ENEMIGO DE LOS DERECHOS HUMANOS

La “inflación” es el peor enemigo, porque destruye la moneda de un país, y un país sin moneda o con un gran descreimiento de la moneda que posee, sólo logrará que se violen los derechos humanos.
La “inflación” trae inseguridad.
El deterioro del poder adquisitivo de la moneda, la pérdida de lugares de trabajo, acarrea conflictos sociales, muchos de estos conflictos llegan a los hogares y hasta provocan situaciones de violencia entre sus miembros.
Una mala economía lleva también a la violencia de género.
Las primeras en perder el trabajo son las mujeres.
Las primeras en aceptar el trabajo esclavo son las mujeres.
Sobre muchas mujeres, amas de casa, recae la obligación y el deber de hacer rendir el sueldo de su pareja.
Son estas amas de casa, las que deben explicar que todo sube, que el dinero no alcanza y ahí empiezan los roces, las discusiones, a veces los golpes y de la violencia económica llegamos a la violencia física.

ESTEMOS ALERTAS

En los últimos tiempos los conflictos que padecen las mujeres en el trabajo o en el hogar se están agudizando por la situación económica.
Las familias no sólo tienen que sostener un hogar, sino que se viene agregando el hogar de sus padres, jubilados y jubiladas, cuyos ingresos no les permiten vivir.
Esta situación lleva a reducir los costos y tratar de vivir todos en una misma vivienda.
Se van sumando los conflictos.
Se han acordado aumentos salariales hasta el 15% para todo el 2018.
Se ha calculado una meta del 15% de inflación para este año, meta, que a tres meses de ser comunicada ya nadie la cree posible.
La inflación se enseñorea como en los mejores tiempos, todos los argentinos saben que hay que hacer para evitar un daño peor.
Aunque algunos creen en el gradualismo, y piensan que así controlarán la inflación. Otros dicen que con aspirinas se baja la fiebre pero no se cura la enfermedad, y si estos últimos tuvieran la razón, cuando quitemos las aspirinas, que ocultaron la enfermedad, esta volverá y no sólo superará la meta del 15%, sino que puede llegar a superar el porcentaje del 2017… No sea que lleguemos al 30% y lo superemos.
Mientras esta sea la “economía” es una ilusión avanzar en los derechos humanos.
El Estado Nacional, como los Estados Provinciales, tienen escasa posibilidad de llevar adelante planes concretos para asistir y acompañar a las víctimas de violencia de género.
Las declaraciones que se realicen en este sentido serán puro voluntarismo o campaña electoral.
Hay que prepararse para tiempos difíciles ya que la economía, los derechos humanos y la violencia de género van de la mano.

#NI UNA MENOS
CEPyC Carolina JACKY